La movilidad económica en los países en desarrollo se ha estancado durante los últimos 30 años

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CIUDAD DE WASHINGTON, mayo de 2018. Los sectores pobres de la población, en los países en desarrollo, viven desde hace varias generaciones atrapados en un ciclo de pobreza determinado por las circunstancias que los rodean al nacer y no pueden ascender en la escala económica debido a la desigualdad de oportunidades sostiene el nuevo informe ¿Progreso equitativo? Movilidad económica entre generaciones en todo el mundo, del Grupo Banco Mundial.

La movilidad se ha estancado durante los últimos 30 años, sostiene el informe, que analiza la movilidad económica entre padres e hijos a través del prisma de la educación, un activo crucial que influye en los ingresos personales a lo largo de toda la vida. El análisis se centra en las personas nacidas entre 1940 y 1980 y establece que 46 de los 50 países con las tasas más bajas de movilidad ascendente desde la base hasta la parte alta de la escala se encuentran en el mundo en desarrollo.

No obstante, las disparidades de género se están reduciendo y en los países de ingreso alto las niñas superan a los niños en la educación terciaria y los están alcanzando en el mundo en desarrollo. En un futuro no muy lejano, la proporción de niñas con más educación que sus padres será mayor que la de los niños en su misma situación a nivel mundial.

La posibilidad de ascender en la escala económica, independientemente de la situación socioeconómica de los padres, contribuye a reducir la pobreza y la desigualdad y puede contribuir a impulsar el crecimiento económico al brindar a todos los habitantes la oportunidad de usar sus talentos. Las personas que viven en sociedades con un mayor grado de movilidad son más optimistas respecto del futuro de sus hijos, y este optimismo puede dar lugar a sociedades con más aspiraciones y cohesión.

“Todos los padres desean que sus hijos tengan una vida mejor que la de ellos; sin embargo, las aspiraciones de muchísimas personas —especialmente las personas pobres— se ven frustradas debido a la desigualdad de oportunidades”, afirmó Kristalina Georgieva, directora ejecutiva del Banco Mundial. “Debemos invertir en los niños desde una edad muy temprana para que estén bien alimentados y reciban una buena educación y es necesario lograr que las comunidades sean una lugar seguro en el que los niños puedan crecer, aprender y prosperar, así como generar condiciones económicas equitativas mediante la creación de empleos y el mejoramiento del acceso a financiamiento”.

En el informe se utiliza la nueva Base de Datos Mundial sobre Movilidad Intergeneracional que tiene una cobertura sin precedentes pues abarca 148 países donde vive el 96 % de la población mundial. En ese contexto, se describe un panorama extraordinariamente detallado de la movilidad socioeconómica y la desigualdad de oportunidades en todo el mundo y, además, se realiza un examen de los datos disponibles de 75 países que permite entender los patrones y los impulsores de la movilidad del ingreso y su relación con la movilidad educativa.

Los datos indican que, en promedio, la movilidad ascendente desde la base ha disminuido y que el número de personas que aún están atrapadas en la base ha aumentado en las economías en desarrollo. Así pues, la oportunidad de que las personas nacidas en hogares más pobres mejoren su situación se está reduciendo en muchas economías en las que los niveles de vida promedio todavía son muy bajos en comparación con las economías de ingreso alto.

“Los países con una movilidad educativa más alta están mejor posicionados para generar crecimiento en el futuro y para reducir la pobreza y la desigualdad. Por el contrario, el estancamiento en la movilidad suscita preocupación por el progreso en el futuro, especialmente en el caso de África y Asia meridional, donde vive la mayoría de los pobres del mundo y donde las perspectivas de los niños aún están muy ligadas a la situación socioeconómica de sus padres”, afirmó Carolina Sánchez, directora superior de las Prácticas Mundiales de Reducción de la Pobreza y Promoción de la Equidad del Banco Mundial.

Sin embargo, en el informe también se señala una enorme variación en la magnitud de la movilidad intergeneracional en el mundo en desarrollo. Por ejemplo, solo el 12 % de las personas nacidas en la década de 1980 en la República Centroafricana, Guinea y Sudán del Sur ha alcanzado niveles de educación más altos que sus padres, en comparación con el 89 % de los habitantes de Corea del Sur y el 85 % de los residentes de Tailandia.

Al analizar en detalle seis grandes países en desarrollo —Brasil, China, Egipto, India, Indonesia y Nigeria—, se observa que la movilidad económica aumentó en todos ellos desde la década de 1940 hasta la década de 1980, sin bien en diversos grados. No obstante, a partir de la década de 1960 el progreso ha sido más lento en cuatro de estos países y se ha estancado por completo en China y Nigeria. Se observan tendencias mundiales hacia la convergencia de género en Brasil, China, Egipto e Indonesia, donde las brechas en la movilidad entre niñas y niños son casi inexistentes. Tal convergencia no ha ocurrido en India o Nigeria, donde las disparidades de género son casi tan grandes hoy como lo eran hace medio siglo.

Por otra parte, el aumento de la movilidad educativa observado en muchas economías de ingreso alto y en partes de Asia oriental, América Latina y Oriente Medio genera optimismo e indica que es posible reducir la desigualdad de oportunidades con medidas de política correctas. La movilidad educativa en Brasil, Egipto e Indonesia, por ejemplo, aumentó marcadamente entre las personas nacidas en la década de 1940 y las nacidas en la década de 1980, aunque la movilidad del ingreso aún es baja en estos países.

“En este informe se describe un panorama grave, si bien con matices, de la movilidad económica y la desigualdad de oportunidades en el mundo en desarrollo. Por una parte, el país en desarrollo promedio tiene tasas muy bajas de movilidad económica entre generaciones y, lo que es más preocupante, no se ha registrado una mejora real en las últimas tres décadas. Por la otra, la experiencia de algunos países indica que es posible cambiar esa situación con voluntad política y con las políticas correctas”, señaló Francisco Ferreira, asesor superior sobre pobreza y desigualdad, Banco Mundial.

El informe completo y los conjuntos de datos conexos están disponibles en www.worldbank.org/poverty

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