El grupo financiero Abanca, controlado por el venezolano Juan Carlos Escotet, mantiene aún varias sucursales operativas en Portugal y una en la ciudad suiza de Ginebra, impulsadas por las cajas de ahorros gallegas que dieron lugar al grupo y fueron rescatadas por el Estado.
Antes de su caída, Caixa Galicia y Caixanova extendieron su red de sucursales más allá de Galicia o lo que podían considerarse sus territorios naturales, y llegaron a abrir oficinas en el exterior, ya fueran operativas o de representación.
La fusión de las dos cajas gallegas dio origen al grupo Novacaixagalicia, luego Novagalicia Banco o NCG Banco, que acabó recibiendo 9.052 millones de euros en ayudas públicas y ha costado al Estado hasta el momento 382 millones más en garantías concedidas al comprador.
Tras su rescate, el FROB, el fondo de rescate español, obligó al grupo a centrarse en su negocio en Galicia y sus zonas más próximas.
Fue entonces cuando se produjo la venta al fondo estadounidense Apollo del grueso de la red en el resto de España, que había agrupado anteriormente bajo la marca Evo Banco.
Sin embargo, el grupo fruto de la fusión de las cajas gallegas mantuvo varias sucursales en el exterior pese a que el Estado tomó el control de la entidad, que el grupo Banesco conserva años después de convertirse en el único propietario y rebautizarlo como Abanca.
Al cierre de 2017, según la información publicada por la patronal de las antiguas cajas de ahorros, Abanca posee cuatro sucursales en Portugal, pues cuenta con una en Lisboa, a la que se suma otra en Oporto, Braga y Viana do Castelo.
Pero además Abanca sigue contando con una sucursal en una de las mejores calles de Ginebra y oficinas de representación en Zúrich, Londres, Fráncfort, París, Río de Janeiro, México, Panamá y Caracas.
En el resto de cajas hoy convertidas en banco la situación es muy diferente, ya que las oficinas en el exterior, ya sean operativas o de representación, corresponden en su mayoría a los grupos que han tenido una historia muy diferente que la de las entidades gallegas y no han costado dinero al contribuyente.
Este es el caso de CaixaBank, por ejemplo, que cuenta con sucursales operativas en Fráncfort, Agadir, Casablanca, Tánger, Varsovia o Londres, mientras Kutxabank posee oficinas en las localidades francesas de Bayona, Burdeos y Hendaya.
Bankia, sin embargo, no tiene ni una sola sucursal operativa en el exterior y su presencia fuera de España se limita a una oficina de representación en La Habana y otra Shanghái, la misma fórmula empleada por Liberbank en Santo Domingo y en Ciudad de México.