Hace más de 60 años que República Dominicana comenzó a definir su marco jurídico referente al mercado de valores. Las primeras décadas, al parecer, pasaron sin pena ni gloria hasta que un grupo de empresarios entendió que en este sector económico hay oportunidades infinitas para lograr capital fresco y a costos competitivos.
La legislación más reciente, la 249-17, como reforma a la Ley 19-00, ofrece un campo de acción más abarcador. El superintendente del Mercado de Valores, Gabriel Castro, considera que República Dominicana está en un momento cumbre, a las puertas de iniciar las emisiones de renta variable, pero también adoptando las mejores prácticas de transparencia y cumplimiento.
¿Cómo surge el mercado de valores dominicano?
En términos legislativos, el primer instrumento jurídico que regula el mercado de valores de República Dominicana es del 15 de mayo de 1953, cuando se dicta la Ley Orgánica de la Bolsa Nacional de Valores 3553. Bajo esta ley se crea la Bolsa Nacional de Valores, cuyo objeto principal era “velar por el interés general del comercio, ofrecer un punto de reunión para la contratación de valores mobiliarios y de productos nacionales e importados propiciando su distribución”. Como órgano superior se crea la Comisión de Valores.
¿Cuáles tipos de valores definió la ley?
Definió los tipos de valores a ser negociados en la Bolsa Nacional de Valores y los únicos sujetos autorizados a intervenir en estas negociaciones serían los corredores de valores. A principios de la década de los 80, por iniciativa de un grupo de empresarios del sector privado comprometidos en promover el mercado de valores, se crea el 25 de noviembre de 1988 la Bolsa de Valores de Santo Domingo como una entidad sin fines de lucro, auspiciada por la Cámara de Comercio y Producción del Distrito Nacional. No obstante, no fue hasta el 12 de diciembre de 1991 cuando formalmente se realiza la apertura de la bolsa. El nivel de operaciones entonces fue de RD$5,005,667 y que fueron en incremento a nivel nacional. Es por lo que, en marzo de 1997, se decide cambiar el nombre a Bolsa de Valores de República Dominicana.
¿Cómo se fue formalizando hasta llegar a ser lo que es hoy?
Con la promulgación de la Ley de Mercado de Valores 19-00, que exige que la Bolsa debe estar constituida como una compañía por acciones para ser inscrita en el Registro de Mercado de Valores y Productos, el 23 de agosto de 2002, se constituye como sociedad anónima denominándose “Bolsa de Valores de República Dominicana, S.A.” Durante esta década, en 1995 en la Cumbre de las Américas, República Dominicana y otros países acuerdan desarrollar y armonizar las regulaciones de los mercados de valores a fin de promover e incentivar la formación del ahorro interno y facilitar el proceso de inversión. En 1996, el Estado dominicano emprende una serie de medidas liderado por el Banco Central, y la participación del sector privado, dentro de la cuales se plantea el proyecto de Ley de Mercado de Valores y de Productos.
¿Cómo fue este proceso de la nueva legislación?
El proyecto de Ley de Mercado de Valores y de Productos es sometido al Congreso Nacional, y es aprobado por la Cámara de Diputados el 14 de marzo de 2000, y por el Senado de la República el 18 de abril de ese mismo año, siendo promulgado por el Poder Ejecutivo mediante la Ley 19-00, el 08 de mayo de 2000. El 19 de marzo de 2002 se aprueba el primer reglamento de aplicación, marcado con el número 201-02. Esta Ley y su reglamento delegan en la Junta Monetaria iniciar los trámites para la conformación de la estructura organizativa de Superintendencia de Valores.
¿Cómo quedó conformado este primer equipo de funcionarios?
Es en 2002 cuando se empieza a conformar la estructura organizativa de la Superintendencia, y los trámites para la conformación del Consejo Nacional de Valores. Mediante el decreto 236-02, el Poder Ejecutivo designa los primeros sietes miembros del Consejo. Cumpliendo con sus responsabilidades legales, la Junta Monetaria autoriza al Banco Central a asignar recursos para la ampliación y remodelación del edificio sede de la Superintendencia y la adquisición de su mobiliario, así la creación del fondo de RD$525 millones, que debían ser colocados en inversiones de bajo riesgos y su rendimiento sería el usufructo que la Superintendencia utilizaría para cubrir sus gastos, hasta que la entidad alcanzara su independencia económica.
¿Cuándo se crea Cevaldom?
La creación del Depósito Centralizado de Valores (Cevaldom) fue en 2003. Es bueno mencionar que diez años después, en 2013, se crea una proveedora de precios (RDVAL). Desde entonces, la inscripción en el Registro de Mercado de Valores y Productos de distintos participantes del mercado cada año presentan un incremento constante. En 2005, con la emisión de la norma para intermediarios de valores que establece disposiciones para su funcionamiento, se creó una estructura de modelo de negocios para este tipo de entidades. Se observa cómo a partir de esta fecha los puestos de bolsa comienzan a realizar operaciones estructuradas que incluyen contratos forward, préstamos de margen y mutuos o préstamos de valores.
¿Qué importancia tiene el mercado de valores en la estabilidad y crecimiento de la economía?
El Mercado de Valores es una de las fuentes más importantes para levantar los recursos y financiar tanto el sector privado como el público. En el primer caso, al Estado le permite realizar una gestión eficiente de sus recursos y construir un marco eficaz para la conducción de la política fiscal, lo cual forma bases de la ejecución de políticas expansivas para la economía. En el caso de la crisis financiera global en el período 2008-2009, la política fiscal fue la principal herramienta para frenar las fuerzas de contracción de la actividad económica. Los países que la han utilizado lograron evitar severas consecuencias negativas de mediano y largo plazos. Aquellos que no lo han hecho, se vieron obligados a enfrentar una prolongada depresión económica (como es el caso de algunos países europeos), y muchos de estos, aún están con niveles de actividad económica por debajo de hace 10 años.
¿Cómo lo evalúa en el caso dominicano?
Afortunadamente, nuestro país se unió al primer grupo, y con eso logró evitar la depresión económica. En ese sentido, este probablemente ha sido uno de los elementos catalizadores del crecimiento de mercado que estamos experimentando al día de hoy, ya que dinamizó las alternativas de inversiones captando recursos ampliamente disponibles del sistema financiero. Con esto creó el mercado de deuda interna, ayudando a fortalecer la gestión de finanzas públicas, y adicionalmente permitió apoyar de manera directa el desarrollo de la seguridad social. Esta iniciativa, en conjunto con un prudente manejo económico realizado por el Banco Central, contribuyó de manera directa al aumento del ahorro nacional solidificando la posición de capital de la economía. En general, esto ha hecho que tengamos un mayor nivel de redundancia para afrontar futuros choques económicos externos.
¿Qué se puede decir en el caso del sector privado?
En el caso del sector privado, el mercado de valores permite a las empresas captar fondos para realizar inversiones en la expansión de su negocio y conquista de nuevos mercados, ya sea por medio de la emisión de instrumentos de deuda o la colocación de acciones. Se contribuye de manera directa al incremento de la actividad económica por vía de los sectores de servicios e industria, así como en el mercado laboral. El buen funcionamiento de estas actividades facilita el crecimiento económico, disminuyen los costos y riesgos promoviendo aumento en la producción de bienes y servicios e incrementando el consumo de la nación. De esta manera, el mercado de valores contribuye a una mayor prosperidad del país. En ese sentido, es un objetivo del nuevo marco jurídico y normativo aumentar las posibilidades para que la adopción del mercado de valores sea ampliada entre las empresas, contribuyendo al incremento en la creación de valor para la sociedad y un mejor estándar de vida para el dominicano.
¿Cómo se ha ido adaptando a las nuevas tecnologías y exigencias internacionales?
Generalmente, las exigencias en la materia de manejo de riesgos evolucionan junto a una serie de factores, entre los cuales el ámbito internacional y las nuevas tecnologías cuentan, pero no son exclusivos. Lo más fundamental para el robustecimiento de la gestión de riesgos es la experiencia propia en cada país que se ajusta a los modelos de negocios y tipos de productos que se utilizan. En ese sentido, la Superintendencia ha promovido la adaptación de los mejores estándares en la materia, pero a la vez hemos sido cautelosos para permitir que el mercado haga el ajuste de forma natural y con cierta gradualidad. Asimismo, debemos reconocer nuestra situación actual y el estado de desarrollo en el cual nos encontramos, así como el trayecto que nos queda por recorrer. El camino irá trazando nuevas exigencias para dar respuesta a nuevas oportunidades de negocios. El manejo de riesgos es un proceso dinámico y la regulación en su defecto tenderá a ser reactiva.