En su reunión de política monetaria de febrero de 2019, el Banco Central (BC) decidió mantener su tasa de interés de política monetaria en 5.50% anual.
La decisión de dejar invariable la tasa de referencia se basa en un análisis detallado del balance de riesgos en torno a los pronósticos de inflación, incluyendo informaciones provenientes de indicadores macroeconómicos internacionales y domésticos, las expectativas del mercado y las proyecciones de mediano plazo.
La inflación del mes de enero de 2019 fue negativa, al registrar una variación de -0.17% influenciada principalmente por el comportamiento de los precios de los grupos de transporte y vivienda.
En ese sentido, la inflación interanual continuó desacelerándose al ubicarse en 0.71%, mientras que la inflación subyacente, que excluye los precios de los bienes y servicios más volátiles, se situó en 2.38%.
El sistema de pronósticos indica que la inflación general convergería gradualmente al centro del rango meta de 4.0% ± 1.0% en 2020.
En el entorno externo, se mantienen las previsiones de que la economía mundial crecería 2.9% durante 2019 y 2.8% en 2020, de acuerdo a Consensus Forecast (CFC). En el corto plazo, el crecimiento de la actividad económica global continuaría siendo impulsado por los Estados Unidos de América (EUA), sin embargo, se vislumbran algunas señales de moderación en su crecimiento de mediano plazo.
En efecto, Consensus Forecast estima que EUA se expandiría 2.5% en 2019 y 1.8% en 2020. En este contexto y ante una reducción de las presiones inflacionarias, la Reserva Federal ha realizado una pausa en los aumentos de su tasa de interés de referencia, es decir, en el proceso de normalización de su política monetaria, el cual se asocia a una mayor incertidumbre en el entorno doméstico e internacional que enfrenta EUA.
Por otro lado, Consensus Forecast continúa revisando a la baja las perspectivas de crecimiento de la Zona Euro (ZE), estimándose una expansión de 1.3% en 2019 y 1.4% en 2020.
Esta moderación está influenciada por la ralentización de algunas de sus principales economías, como Alemania, Italia y Francia. En tanto, las proyecciones de inflación para este grupo de países se encuentran por debajo de su meta, por lo que se espera que el Banco Central Europeo mantenga su postura de política monetaria expansiva en el mediano plazo.
En el caso de América Latina, se proyecta que la región estaría creciendo 1.9% en 2019 y 2.5% en 2020, liderada por República Dominicana, Panamá, Bolivia y Paraguay. En ese orden, la economía más grande de la región, Brasil, habiendo salido de una recesión, proyecta un crecimiento económico de 2.4% en 2019, luego de la implementación de un programa de estabilización y ajuste que contemplaba, entre otras políticas económicas, aumentos salariales de 1.8% en 2018 y 4.6% en 2019. Las economías con débiles fundamentos macroeconómicos, como Venezuela, Argentina y Nicaragua, permanecerían en recesión este año.
En cuanto a las materias primas, el precio del petróleo continúa incrementándose gradualmente, alcanzando un promedio de unos US$55 por barril en febrero. La cotización del crudo ha estado influenciada por nuevos recortes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), especialmente en Arabia Saudita, así como una menor oferta por parte de Venezuela.
En el ámbito interno, en el presente año la actividad económica mantiene un crecimiento superior al potencial, impulsado principalmente por la inversión y el consumo privado, en un contexto de bajas presiones inflacionarias. Se observa al cierre de febrero de 2019, una expansión del crédito al sector privado en moneda nacional en torno a 10.5% interanual, consistente con el dinamismo de la economía y condiciones monetarias que se mantienen favorables.
Por el lado de la política fiscal, durante 2018 se mantuvo la moderación de las erogaciones, medidas a través del gasto total, al observarse un crecimiento de 5.9%, al tiempo que la expansión de los ingresos alcanzó 12.5% interanual.
Para 2019, se espera que el déficit del Gobierno Central cierre en 1.7% del PIB, tal y como contempla el Presupuesto Nacional.
El Banco Central de la República Dominicana se mantiene atento a la evolución de la normalización de la política monetaria de Estados Unidos, así como al comportamiento de las condiciones financieras internacionales y al precio del petróleo a nivel global, encontrándose preparado para reaccionar de forma oportuna ante cualquier factor que pueda generar desvíos inflacionarios. En ese sentido, el ente emisor reafirma su compromiso de conducir la política monetaria al logro de su meta de inflación y al buen funcionamiento de los sistemas financiero y de pagos, contribuyendo así al mantenimiento de la estabilidad macroeconómica.