Wall Street y las bolsas europeas se desplomaban este lunes, tal como ocurrió horas antes con las plazas asiáticas, y el barril de petróleo Brent también se hundía y tocaba su nivel más bajo desde 2016, en un contexto de pánico por el coronavirus a pesar del esfuerzo de los bancos centrales.
Wall Street suspendió la operativa apenas abrió este lunes luego de que su índice S&P 500 cayera más de 7%. Esta caída activó un mecanismo automático de interrupción de intercambios por un cuarto de hora. Al reabrir, los corredores seguían intranquilos y el Dow Jones caía 11,4%, incluso más que su baja de casi 10% al momento de detener intercambios.
Algo similar ocurrió en la Bolsa de Sao Paulo, que interrumpió sus operaciones menos de media hora después del inicio de la sesión, cuando caía 12,53%.
En Europa, a las 13H48 GMT, las bolsas de París y Fráncfort se desplomaban más de 10%, Londres un 8,17%, Milán un 9,41%, Madrid 11,76%.
Antes había sido el turno de las plazas asiáticas, que cerraron también con pérdidas imortantes aunque más moderadas, como Shanghái (-3,4%), Shenzhen (-4,83%) y Hong Kong (-4,03%).
La bolsa de Tokio cerró por su lado en baja de 2,46% a 17.002,04 puntos. La bolsa de Australia en cambio se hundió un 9,7%.
Este nuevo «lunes negro» ante el temor de una recesión mundial de largo alcance se suma a las históricas pérdidas sufridas por las bolsas la semana pasada y abarca también el petróleo.
El barril de Brent caía el lunes más de un 9%, situándose en su nivel más bajo en cuatro años, debido al desequilibrio provocado por una abundante oferta de crudo y una demanda que disminuye por el coronavirus.
Hacia las 11H25 GMT, el barril de Brent del mar del Norte para entrega en mayo valía 30,53 dólares en Londres, 9,81% menos que al cierre del viernes, poco después de haberse desplomado a 30,50 dólares, su nivel más bajo desde febrero de 2016.
En Nueva York, el barril de WTI, el petróleo de referencia en Estados Unidos, para entrega en abril perdía 7%, a 29,51 dólares, aún por encima de su último mínimo alcanzado el pasado lunes de 27,34 dólares.
– «Recesión garantizada» –
La Reserva Federal estadounidense (Fed) bajó brutalmente su tasa de referencia a cero el domingo, como Donald Trump venía pidiendo desde hace meses, para tranquilizar a un mercado fuertemente afectado por las consecuencias de la epidemia del nuevo coronavirus.
La Fed bajó sus principales tasas a 0%-0,25% y anunció que iba a volcar al mercado 700.000 millones de dólares. La última vez que la Fed bajó las tasas a ese nivel fue en diciembre de 2008, en medio de la brutal crisis financiera de las «subprimes».
«Los mercados comprenden que la recesión ya está de hecho garantizada. Las autoridades ayudan e inyectan dinero pero no pueden frenarla», escribió Jasper Lawler, analista de London Capital Group.
Paralelamente a la Fed, el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales de Japón, Reino Unido, Canadá y Suiza flexibilizaron las condiciones de intercambios de divisas entre ellos, para poder garantizar un aprovisionamiento suficiente en dólares.
Sin embargo, esas medidas no lograron cumplir con el objetivo de tranquilizar a los mercados.
«Este gesto no tiene actualmente ningún efecto sobre los índices Futures [contratos a plazo en Estados Unidos] que se esta noche volvieron a ponerse en modo cortocircuito», señaló Vincent Boy, analista de mercado de IG France.
Los «cortocircuitos» se activan cuando la volatilidad del mercado es demasiado fuerte.
– Se contrae la producción china –
Al hundimiento de los mercados financieros se agrega el de las estadísticas económicas que superaron los pronósticos más pesimistas, particularmente en China, segunda economía mundial detrás de Estados Unidos.
La producción oficial china se contrajo por primera vez en 30 años y las ventas minoristas se derrumbaron.
«Esta baja de la actividad en China podría conducir a dificultades en el aprovisionamiento de las sociedades en Europa y Estados Unidos y provocar la quiebra de numerosas empresas», advirtió el analista Vincent Boy.
La pandemia de covid-19 causó la muerte de más de 6.500 personas en el mundo, de los cuales más de 2.300 en Europa, nuevo epicentro de la pandemia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).