Por: Lic. Felix Santana Garcia
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Economista, Profesor Universitario
Para “El Mundo de la Política”, y demás
Multimedios de The Ballester Media Group, Inc.
Hace un siglo y casi dos años que el mundo no se enfrentaba a un virus que amenazara la existencia de sus habitantes de forma masiva. La historia registra que unos meses antes del año 1918, siglo 20, durante la primera guerra mundial, surgió una pandemia de influenza o gripe española A o H1N1 transmitida por las aves a los humanos que llevó a la muerte a más de 50 millones de personas en todo el mundo, la cual hizo estrago sensiblemente en todos los sectores de la economía global de entonces.
Se estima que alrededor de 500 millones de personas, o un tercio de la población mundial, se infectaron con este virus, y el número de muertes en todo el mundo se estimó en al menos 50 millones, de las cuales unas 675, 000 ocurrieron en los Estados Unidos.
La pandemia fue tan grave que, de 1917 a 1918, la expectativa o esperanza de vida en los Estados Unidos disminuyó en alrededor de 12 años, (36.6 años para los hombres y 42.2 años.
Ahora, la humanidad enfrenta una nueva pandemia denominada Covid-19 o Coronavirus la que en tan solo tres meses (diciembre 2019 a marzo 2020) ha infectado a más de 135,000 y cobrado la vida a más de 5,000 personas en todo el mundo.
Hoy la historia se repite. Las consecuencias de una pandemia o epidemia diseminada en casi los cinco continentes del planeta tierra son avasalladoras, primero en lo que a pérdida de vida se refiere y segundo en lo económico.
Entre las catastróficas consecuencias económicas que dejó la pandemia o gripe española de 1918 se citan: los salarios en España se estancaron mientras los precios se disparaban, provocó que la actividad económica se redujera e incluso en algunas localidades quedara prácticamente paralizada.
La gente se ausentaba de sus trabajos ante el miedo de salir de la casa, produciendo un efecto directo y desastroso sobre la economía con el cierre de centros de trabajo, escuelas, universidades, teatros, estadios, canchas de baskeball, football, compañías de seguro arruinadas, entre otros.
Las distintas localidades y países tuvieron que conceder créditos especiales para poder sufragar todos los gastos derivados no solo de la asistencia médica y social de los afectados, sino de la implantación y cumplimiento de las distintas medidas de profilaxis pública.
No obstante, la coincidencia de la enfermedad con la propia primera guerra mundial dificultó mucho saber dónde empezaron las consecuencias de una y donde terminaron las de otra.
La falta de datos macroeconómicos impide hacer un análisis global del impacto de la epidemia del 1918 en la economía del momento.
Los indicadores disponibles sobre el caso de los Estados Unidos apuntan que los índices de la producción industrial y la actividad comercial cayeron en octubre de 1918, en el pico más agudo de la epidemia, aunque repuntaron rápidamente.
Las cifras sobre la nómina de las fábricas disponibles (se carece de datos sobre toda la fuerza laboral) también señalan una drástica caída seguido de un rápido repunte.
Un estudio reciente del Ministerio de Hacienda del Canadá estima que el impacto global sobre el PIB anual fue de solo un 0,4 %. Algunas zonas deprimidas concentraron la peor parte.
Los indicadores de mayor frecuencia muestran que los índices de la producción industrial y la actividad comercial en Estados Unidos cayeron en octubre de 1918 estrepitosamente.
Respecto a la nueva pandemia, Covid-19 o Coronavirus del presente siglo 21 que a penas inician sus efectos negativos sobre la vida humana y lo económico.
En cuanto a lo económico desde ya comienzan a identificarse los efectos negativos tales como: caída de la actividad turística por las cancelaciones de reservaciones hoteleras, viajes en cruceros y aviones.
Disminución de las exportaciones e importaciones, caída de los mercados de capitales, disminución de la producción, menores demandas y consumo, caída de los precios del petróleo, aumento de los déficits: fiscales, comerciales y balanza de pagos.
Los futuros del Dow Jones cayeron al final de la semana pasada en casi un 10% por ciento, a 21 mil 230 unidades. El Standard & Poor’s 500 retrocedía 1.52 por ciento, a 2 mil 698 puntos.
En la jornada normal, el Dow Jones perdió 10% y entró en el llamado bear market o mercado bajista, y el referencial S&P 500 4.89 por ciento. También se aceleró la caída en los precios del crudo llegando a cotizarse el barril de petróleo hasta US$30.00.
En Asia, el índice Nikkei de la Bolsa de Japón caía 5.2 por ciento, el Kospi de Corea perdía 4.3 y el Hang Seng de Hong Kong retrocedía 3.5 por ciento. Las Bolsas de Tailandia y Filipinas perdían poco más de 6 por ciento. Respecto a los futuros de referencias en Europa, el Euro Stoxx, caía 6.2 por ciento.
A los fines de dar respuesta a estos efectos negativos de la economía y las finanzas, las políticas fiscales y monetarias hoy se hacen más flexibles.
En los Estados Unidos de Norteamérica a los fines de contrarrestar la caída de los precios de las acciones y bonos, entre otros títulos valores el Banco Central de ese país (Fed) ha disminuido sus tasas de política monetaria de 1% a 1.25% la semana pasada pero estudiaba llevarla a cero para la semana que recién inicia y comprar activos financieros por US$700,000 millones.
Los bonos del Tesoro apenas pagan un 1% a 30 años, también la Fed estimula los mercados mediante el desembolso de más de US$150,000 millones a favor de los principales de la economía de ese país.
Alemania plantea desestimar el déficit fiscal igual a cero a los fines de que los países de la Zona Euro puedan aumentar sus gastos lo que llevaría a estas naciones a presentar presupuestos con déficits por encima de cero o por gastos muy arriba de los ingresos presupuestados y en caso de que haya superavit primario utilizarlo para cubrir los gastos de mayores servicios de salud a los fines de contrarrestar los efectos negativos del Coronavirus o Covid-19.
Se estudian mayores solicitudes de préstamos de rápido desembolso de parte del BID, Banco Mundial y otros organismos internacionales de financiamiento.
También se analiza pedir dispensa para el pago de intereses y aplicaciones financieras de los créditos otorgados, entre otras medidas económicas y financieras con el propósito de estimular las economías que ya se ralentizan por efecto de los efectos catastróficos del Coronavirus sobre la economía mundial.
Las agencias calificadoras de riesgos estiman que el riesgo país aumentará significativamente y los organismos internacionales como la Cepal y la OCDC ajustan hacia la baja el crecimiento económico global estimándose para este año entre un 1.5% a un 2.3% del PIB global.
La República Dominicana se mantiene vigilante respecto a los efectos económicos negativos que pudiese infligirle a las actividades económicas y financieras la enfermedad producida por el temible virus Covid-19.
Para ello el Banco Central mantiene la tasa de política monetaria en 4.5% el flujo de liquidez flexible e inyección de dólares al mercado para restarle presión a la tasa de cambio respecto al dólar que en la actualidad se encuentra en casi RD$54.00 por un dólar.
Las actuales autoridades gubernamentales, a las cuales les restan menos de seis meses para entregar el gobierno a los futuros funcionarios del Partido Revolucionario Moderno (PRM), desde ya deben hilar fino para que las finanzas públicas no se deterioren por encima de lo estimado, pues hoy se tiene un nuevo ingrediente que ejerce ya presión sobre la salud, la vida económica y financiera de la República Dominicana como es la señalada enfermedad del Covid-19.
Se espera que las actuales autoridades gubernamentales no se excedan en el uso injustificado de los recursos financieros estimados con lo que se evitaría un mayor nivel de déficit fiscal y con ello menor endeudamiento y menores sacrificios tributarios.
Al mismo tiempo se espera que las autoridades a entregar la administración de la cosa pública colaboren de forma sana, sincera y transparente con las que han de entrar el próximo 16 de agosto del presente año dentro del marco de una economia de crisis de salubridad por el bien de todos los dominicanos.