ARTÍCULO: ¿Entendemos los economistas que realmente es la inflación?

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Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD
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Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios de The Ballester Business & Media Group, Inc.

Amigo Lector, la inflación no es algo nuevo, este desbalance,  provocado por el hombre,  ha atormentado a las civilizaciones al menos desde la Antigua Roma.

I-UN POCO DE HISTORIA

Para pagar sus extravagantes gastos, el emperador romano del siglo I, Nerón, devaluó la moneda romana, el denario. ¿Cómo lo hizo? Reemplazando la plata, que era valiosa, por cobre, que no lo era. Los gobiernos corruptos de Roma devaluaron la moneda de manera regular. En el siglo IV, el precio del trigo era dos millones de veces más alto que a mediados del siglo II. En el siglo V, Roma estaba casi aniquilada, NO por las invasiones de los Bárbaros, sino por la Inflación. De ahí en adelante, las economías han girado dentro de este entorno inflacionario , que es de una naturaleza recurrente y persistente.

En el siglo XVI, el rey inglés Enrique VIII hizo esencialmente lo mismo con la moneda de Inglaterra para pagar sus guerras, divorcios y libertinajes. En lo que se conoció como la Gran Devaluación, los precios de los alimentos se dispararon. Finalmente, el Rey dejó en manos de su hija, la reina Isabel Peimera, la tarea de sanear la situación emitiendo monedas nuevas y de alta calidad, lo que preparó el terreno para el surgimiento de Inglaterra como gran potencia.

En los Estados Unidos, El Congreso Continental, de la revolución estadounidense, intentó resolver sus problemas monetarios mediante la impresión de papel moneda pagando a los soldados. La primera moneda estadounidense, el Dólar Continental, se imprimió en exceso hasta convertirse en “confeti” y cayó en el olvido hiperinflacionario. Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro, salvó la situación al vincular el dólar estadounidense al oro.

Las figuras como Isabel I y Alexander Hamilton son raras. Estas historias suelen terminar mal. En la década de 1920, la impresión desenfrenada de dinero por parte de la República de Weimar en Alemania condujo a la hiperinflación, al colapso económico y, en última instancia, al ascenso de Adolf Hitler. Argentina, que alguna vez fue el país más próspero de Sudamérica, nunca se recuperó realmente de su desenfrenada impresión de dinero en la década de 1950. Y Zimbabue, hoy una de las naciones más pobres y corruptas de África, es tristemente célebre por su billete de cien billones de dólares. En nuestro país, casi ocurre los mismo durante la crisis de contracción económica del 1995.

II-¿Qué ES EXACTAMENTE LA INFLACION?

Amigo Lector, existen dos tipos de Inflación: La no monetaria y La monetaria.

A-La Inflación No Monetaria

Usando un símil entendible para mis lectores, podemos decir que cuando un huracán azota el Caribe Central e interrumpe la producción de bienes y servicios, , el precio de éstos aumenta. Se trata de una inflación no monetaria, es decir, el aumento de los precios debido a algún acontecimiento externo. Con el tiempo, el mercado se recupera y los precios se normalizan.

B-La Inflación Monetaria

La inflación monetaria es algo completamente diferente. Es la distorsión de los precios que se produce cuando el dinero pierde valor. Es esa sensación de que algo no va bien. ¿Por qué mi factura semanal de la compra, que antes era de RD$5,000 y ahora es de RD$ 7,500?

Amigo Lector, esto sucede debido a que su dinero está perdiendo valor. No es que la Canasta Básica haya adquirido de repente más valor, sino que su dinero ha perdido valor.

Lo anterior, puede suceder rápidamente, como hemos visto desde el 2021, o progresivamente, con el tiempo. Por ejemplo, en ese año, el valor(costo) de la Canasta Básica era de RD36,084 hoy día, esta está cerca de los RD$45,256 para un incremento de un 25.4185%. Obviamente,                                                                              estos productos no han cambiado. Es el Peso Dominicano el que vale mucho menos.

Esta devaluación del Peso Dominicano es la razón por la que los jóvenes de hoy apenas pueden pagar el alquiler cuando, hace años, sus padres, que ganaban muchos menos, podían comprar una casa. Sus pesitos valían mucho más.

NOTA 1.: El Ministerio de Economía estimó, en su Panorama Macroeconómico 2024-2028, que la tasa de cambio promedio será de 62.86 pesos por un dólar para el 2025 y proyectó para un no tan distante 2028 que la tasa alcance 70.71 pesos por un dólar.

Como ciudadano ,contribuyente y consumidor, ¿Está Usted experimentando un sentir de ira y frustración? De ser así, entonces debe de sentirse engañado y no lo culpo por eso. Veamos:

C-UN EVENTO MUY SINGULAR

El remolino inflacionario mundial tiene sus inicios en el año 1971, cuando Richard Nixon, presidente de Norteamérica, abandono el Patrón Oro, de respaldo del Dólar estadounidense y lo reemplazo por “dinero circulante”. Esto permitió al gobierno federal imprimir dólares para pagar su deuda interna y externa. De ahí que, el valor de esa moneda está vinculado a la imagen de poder económico de esa nación y a la confianza, de sus ciudadanos, en su gobierno. Sin embargo, esa “Confianza” estriba en que el dinero que tienes hoy valdrá lo mismo mañana, el año que viene y el año siguiente. Ahora bien, se hace cada vez más difícil mantener esa confianza a medida que el gobierno estadounidense imprime billones de dólares para pagar su escandaloso gasto.

Lo anterior, nos conduce a firmar que el efecto más devastador de la inflación es su impacto en la confianza social. Después de todo, el dinero se inventó para permitir el comercio al proporcionar una unidad de valor acordada entre las partes actuantes. El Dinero, per se, es un facilitador de la confianza. Sin esa confianza, el comercio, las relaciones sociales y la vida tal como la conocemos, finalmente, se desmoronan.

NOTA 2.: De ahí que, en el caso de nuestro país, deberíamos considerar la posibilidad de utilizar nuestros yacimientos de ORO para reestructurar nuestras macro fianzas, de manera que nuestra moneda pueda ser respaldada por ese mineral, dentro de un marco Macroeconómico viable y resiliente.

III-LA INGERENCIA GUBERNAMENTAL Y LA INFLACION

Constantemente se escuchan frases como que la economía “se está sobrecalentando”, “necesita enfriarse” o “le vendría bien algún estímulo”. No son metáforas inofensivas. Representan cómo a los economistas VEMOS la economía. Asumimos los “Céteris Paribus” de la teoría como un paradigma, que nos permite manipular las principales variables económicas, reflejadas en los modelos econométricos, para poder manipular estas variables acordes con nuestras convicciones y evidencias recolectadas a través de encuestas. 

Sin embargo, muchas veces pasamos por alto que el “comportamiento” de estas variables son manipuladas por el gobierno, ASIGÚN sus intereses políticos.

Se supone que el gobierno debe asegurarse de que la economía “funcione” a una velocidad uniforme, ni demasiado rápida ni demasiado lenta. Pero la economía no es una máquina. Está formada por personas, y nadie puede controlar lo que miles de millones de ellas van a hacer.

Es importante señalar aqui la extraordinaria “rotación” de las actividades de un mercado libre. Nuevas empresas abren mientras otras cierran, constantemente. En tiempos normales, se crean más de puestos de trabajo, mientras que en las crisis, se pierden millones de plazas de trabajo. Los empresarios lanzan continuamente nuevos productos y servicios, la mayoría de los cuales fracasan, pero los que tienen éxito pueden mejorar enormemente nuestra calidad de vida.

NOTA 3.: Lo que el gobierno puede y debe hacer es influir, positivamente, en este ciclo económico mediante la sensatez aplicada a las políticas fiscal, monetaria y de gasto público. La mejor receta para la salud económica es:  “menos es más”. De ahí que, los errores catastróficos de los gobiernos pueden envenenar el mercado,  por los aumentos de impuestos y una avalancha de regulaciones contrarias al crecimiento. 

Una vez más, la idea de una economía se comporte como una máquina bien engrasada ( cuando el factor Confianza se basa en la impresión de moneda), perjudica, en lugar de mejorar, la creación de riqueza porque invariablemente conduce a una intervención gubernamental que retarda el crecimiento. De ahí que los “ciclos” económicos manipulados creen estas crisis económicas y financieras.

Ahora bien, ¿no debería el gobierno tratar de impedir que se produzcan? Bueno, depende: 

 Las causadas por políticas gubernamentales equivocadas, como la crisis bancaria del año 2000, sí. Las causadas por el libre mercado, no. Las burbujas tienen mala fama, pero no todas son iguales. Las hay sanas y las no sanas. Las buenas se desarrollan cuando mucha gente reconoce simultáneamente una gran oportunidad. Veamos:

1-Las computadoras son un excelente ejemplo. A principios de los años 1980 hubo un auge de las computadoras personales, seguido de una severa crisis, cuando empresas como Atari y Commodore mordieron el polvo de la derrota.

2-A fines de los años 1990, varias empresas reconocieron la importancia de los motores de búsqueda. Google adquirió la primacía, mientras que Microsoft y otras quedaron relegadas a casi un segundo plano.

3-Más recientemente, los teléfonos móviles sufrieron su propia reestructuración, con una docena de marcas diferentes compitiendo por cuota de mercado. En su día, Nokia era el rey, pero ahora dominan el iPhone de Apple y Samsung.

NOTA 4.: Las buenas burbujas son un signo de una economía vibrante e innovadora. Los excesos se acaban eliminando y el capital se redistribuye hacia oportunidades más prometedoras. Pero las burbujas provocadas artificialmente por políticas gubernamentales inflacionarias son desastrosas ya que promueven el endeudamiento excesivo para seguir “engrasando” a las economías de los países. En resumen,  los gobiernos deben de “suavizar” los ciclos económicos y su impacto en la Inflación.  Los economistas hemos estado dándole vueltas a los ciclos económicos (los altibajos de una economía) durante más de 200 años. La mayoría ha tratado el fenómeno como una enfermedad, algo que hay que curar, en lugar de lo que es: El flujo y reflujo del libre mercado, donde se crea lo que la gente podría querer y se destruye lo que no quiere. Intentar detener este proceso de destrucción creativa del libre mercado, como se lo conoce, conduce inevitablemente al estancamiento, es decir, a un crecimiento económico escaso o nulo e inflacionario.

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