Banco Mundial: la productividad es la diferencia entre empresas que despegan o naufragan

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Abrir mercados y reformar los reglamentos empresariales para aumentar la competencia, promover la reforma tributaria son algunas de las propuestas realizadas por el Banco Mundial para impulsar la productividad de empresas clave.

Además, las propuestas, señaladas principalmente para Brasil, incluyen poner fin a subsidios ineficaces y destinar estos recursos para impulsar la innovación y apoyar a los trabajadores en un momento de transición tecnológica e intensificación de la competencia, además de definir objetivos claros para promover la productividad, mejorar la coordinación de políticas públicas para el sector y evaluar cuidadosamente sus resultados.

A continuación, el artículo, titulado Productividad: la diferencia entre empresas que despegan o naufragan.

El cielo y el mar brasileños albergan dos ejemplos extremos de lo que puede beneficiar o no la productividad y la economía del país. En el primer caso está Embraer, que estuvo cerca de la quiebra a finales de 1994 antes de ser privatizada, y hoy es considerada una de las industrias emblemáticas por excelencia de Brasil, con una inversión del 10% en innovación.

En el segundo, la industria naval, que pasó por seguidos intentos de fortalecimiento con incentivo del Estado. El último ciclo de crecimiento del sector comenzó impulsado por miles de millones de reales en crédito subsidiado y fondos del mercado, a través de pedidos de Petrobras. Y terminó en 2015 con más de 50 mil trabajadores despedidos y empresas quebradas.

La comparación entre ambas se destaca en el reciente estudio sobre productividad en Brasil lanzado por el Banco Mundial.

El documento menciona algunos de los problemas que llevaron al país a la contracción del 1% en la productividad agregada de su economía durante 20 años (1996-2015): barreras a la competencia externa y doméstica; estrategias de promoción de “campeones nacionales” (caso de la industria naval); y subsidios a industrias específicas para compensar las altas tasas de interés, los altos impuestos y la infraestructura pobre que generan el “costo Brasil”.

Al mismo tiempo, según el informe, Brasil es el país latinoamericano que más se beneficiaría con el aumento de la productividad total de los factores (PTF, medida por la eficiencia de cómo se usan los recursos del país).

La renta per cápita nacional podría aumentar 2,7 veces si la PTF fuera tan alta como la de Estados Unidos, comparado con un aumento de 2 veces en un país de ingreso medio en América Latina y el Caribe.

“Países como Chile y México, que pasaron por un proceso de profunda integración internacional y tienen mercados bastante abiertos, presentan una diferencia de productividad más baja con respecto a EE UU”, agrega el documento.

Cadenas de valor

La economía brasileña es una de las más cerradas del mundo y allí está en gran parte la raíz de los problemas de productividad, pues frena el acceso a tecnologías y conocimientos que podrían ser útiles para la industria nacional.

El informe reseña un ejemplo: “En promedio, Brasil tiene más restricciones al comercio de servicios que la media en la región de América Latina y el Caribe, (…) con las puntuaciones más restrictivas en los servicios financieros y profesionales, que son insumos críticos para el aumento de la productividad y la competencia”.

Esta barrera de integración a las cadenas productivas internacionales fue eliminada por Embraer tras la privatización. Para ser eficiente, la empresa busca piezas y servicios en los que logra la mejor relación entre costo y beneficio, dentro o fuera del país. Esto la convirtió, simultáneamente, en la segunda mayor exportadora y la tercera mayor importadora de Brasil, además de establecer una cadena competitiva de proveedores locales.

Una de ellas es Globo Usinagem, industria metalúrgica del interior del estado de Sao Paulo, que desde su fundación en 1987 trabaja con Embraer, pero que, según su director de operaciones Wellington Martins, a partir de la privatización ha pasado por una serie de programas de capacitación de proveedores, haciéndose cada vez más competitiva.

Los estándares de calidad exigidos por la empresa atrajeron clientes de otros sectores, como la industria automotriz y de petróleo y gas.

Además, estos incrementos en la productividad llevaron a la compañía a exportar parte de su producción a Estados Unidos y Europa, y considerar hasta la posibilidad de invertir en una planta fuera del país. “No se crea una cadena de proveedores locales basados en una reserva de mercado artificial. Si existe una reserva, ¿cuál es el incentivo para que las empresas sean eficientes?”, pregunta Guimarães Pinheiro, gerente administrativo y financiero de Globo Usinagem.

Perjuicio a la competitividad

En contra de la apuesta de integración de Embraer a las cadenas productivas internacionales, están los continuos intentos de fortalecer la industria naval en el país.

“Históricamente, los astilleros brasileños jamás han sido competitivos sin el apoyo del gobierno y siempre vivieron de ciclos”, observa Jesús Cardoso, presidente del Sindicato de los Metalúrgicos del Municipio de Río de Janeiro. “Tenemos que ser capaces de competir en el mercado externo”.

Al mismo tiempo, la obligatoriedad de encomendar buques y plataformas a proveedores nacionales mal preparados perjudicó seriamente a Petrobras, que tuvo que pagar más caro por los equipos y sufrir con retrasos que afectaron la expansión de la producción de petróleo y gas.

Para el economista Marcos Lisboa, de la institución de educación superior Insper, las múltiples debacles de la industria naval brasileña simbolizan la ineficiencia y las distorsiones causadas por las malas políticas de apoyo a las empresas. “Nos quedamos aislados, tratando de hacer todo solos y haciéndolo mal”, explica.

Revertir esta tendencia es importante para retomar el crecimiento de la productividad y generar un crecimiento económico sostenible en el país. Entre 1996 y 2015, el crecimiento medio anual del PIB fue del 3%, muy por debajo de la media de países como China e India (9% y 7%, respectivamente). Y, aun así, gran parte de ese resultado se debió al bono demográfico de una población joven, que empieza a envejecer.

En cambio, según el estudio, Brasil puede crecer cerca del 4,5% al año si aumenta la tasa de productividad a los niveles registrados en los años 1960 y 1970.

Algunas recomendaciones propuestas en el estudio:

– Abrir mercados y reformar los reglamentos empresariales para aumentar la competencia.

– Promover la reforma tributaria.

– Poner fin a subsidios ineficaces y destinar estos recursos para impulsar la innovación y apoyar a los trabajadores en un momento de transición tecnológica e intensificación de la competencia.

– Definir objetivos claros para promover la productividad, mejorar la coordinación de políticas públicas para el sector y evaluar cuidadosamente sus resultados.

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