Un grupo de bancos españoles iniciaron hace meses a cobrar por los depósitos a los clientes institucionales como medida para mitigar el impacto de los bajos tipos de interés. Los clientes, sometidos a la baja rentabilidad de este instrumento, se proponen salvaguardar sus ahorros a la vieja usanza: una caja de seguridad.
Las cajas de seguridad no son el producto financiero más rentable, según indican los bancos consultados, tampoco lo más práctico para las empresas por el espacio que ocupan, pero despiertan interés entre los usuarios por su seguridad.
Los principales bancos españoles cuentan con un servicio de cajas fuertes, aunque reconocen que el servicio se encuentra en declive. Banco Santander, que cobra 30 euros por decímetro cúbico, explica que el servicio se ha concentrado con el paso de los años por la reducción de oficinas. BBVA, por su parte, describe su uso como “residual” y ofrece cajas tradicionales (a 20 euros por decímetro cúbico) y robotizadas (4 euros más caras). Fuentes de ese banco indican que no tienen “ninguna señal de un incremento en la contratación de este servicio por los tipos de interés actuales”.
El Banco de España ofrece un producto diferenciado para empresas y particulares, que pueden contratar una caja de manera permanente por un año, renovable o temporal de entre uno y nueve meses. Según la capacidad contratada, los particulares desembolsan entre 221 euros y 2,296 euros, y las empresas, entre 332 y 2,444 euros.
La banca española, por ahora, restringe el perímetro de cobro a los depósitos de más de 100,000 euros. Los altos patrimonios tienen alrededor de 100,000 millones de euros en depósitos, algo más del 20% de todo el dinero. Las divisiones de Santander (103,849 millones), BBVA (69,630 millones), CaixaBank (64,912), Bankinter (35,837) y Sabadell (27,300 millones) son las entidades con mayores saldos, según Funds People.