Sin entrar en mayores consideraciones acerca de las teorías sobre el desarrollo y crecimiento económico, lo relevante es que siempre será mejor para un país que su producto interno bruto (PIB) crezca a que disminuya o se estanque. Si crece el PIB, las posibilidades de aumentar el empleo, el ingreso monetario de la población, los ingresos fiscales y la demanda interna serán más ciertas y lo contrario.
Conforme a la proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía mundial durante el 2020 decrecerá en un -4.4%, la de USA en un -4.3%, la de China con apenas un 1.9%, la Zona del euro en -8.3% y la de América Latina en un -8.1%. El pronóstico para el 2021, aunque con mejoría en el desempeño, se torna nublado, por el tema del descontrol que permanece con el covid-19. En efecto, la economía mundial aumentaría en un 5.2%, la de USA en un 3.1%, la de China en un 8.2%, la Zona del Euro en un 5.2% y para América Latina en un 3.6%.
Respecto a la economía de República Dominicana, el FMI tiene una previsión de un -6.0% para el 2020 y una proyección para el 2021 de un crecimiento de un 4.0%. Mientras, en el plano local, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, en el Panorama Macroeconómico 2020-2024, elaborado en noviembre del presente año, sitúa al crecimiento del PIB con un pronóstico de un 5.0%. Entre ambas estimaciones se aprecia una diferencia de un 1.0%.
En declaraciones a un diario nacional, el ministro de Economía afirmó que el PIB del 2021 crecería en un 4.0%, lo que parecería estar más inclinado hacia la previsión del FMI que la propia realizada por la institución que representa.
En una posición más optimista se encuentra la exposición del Gobernador del Banco Central, quien indicó que la economía dominicana podría crecer un 6.0% durante el 2021; de manera que, los agentes económicos, los hacedores de opinión y el público en general están frente a tres previsiones distintas sobre el crecimiento de la economía.
Al margen de la disparidad en cuanto a los pronósticos del PIB, lo cierto es que las estimaciones en tiempo de incertidumbre resultan complicadas e imprecisas. El elemento común de las tres previsiones es que la economía dominicana comenzará a recuperarse, al estimar que crecerá durante el 2021, en un rango que se movería entre un 4.0% y un 6.0%.
Sin embargo, un dato llamativo que puede leerse del Panorama Macroeconómico y que ha pasado inadvertido, es el del PIB dominicano expresado en moneda estadounidense, que no crecería para el próximo año, al situarse en US$78,689 millones, exactamente el mismo valor que registraría al cierre del 2020; de manera que, el PIB del país tendría un desempeño con crecimiento cero en la denominación en dólares.
El comportamiento del PIB dominicano medido en dólares nominales del 2020 estaría contrayéndose en alrededor de un -11.5%, equivalente a una pérdida respecto al 2019 de US$10,217 millones, al situarse en US$78,689 en el 2020, cuando en el 2019 fue de US$88,906 millones.
La consecuencia comparativa de la caída del PIB en dólares se refleja en un conjunto de variables económicas, como la disminución importante del ingreso per cápita, al situarse en US$7,530 para el 2020, cuando en el 2019 era de US$8,583 y respecto a la presión de la deuda pública, si el PIB hubiera crecido al mismo nivel que lo hizo en el 2019, la presión de la deuda pública resultaría menor, al situarse en un 46.75% del PIB.
Al PIB dominicano en dólares no crecer durante el 2020, resultaría en que la presión de la deuda del sector público no financiero se situaría en alrededor de un 54.89% del PIB, equivalente a un 14.49% del PIB mayor que el registrado al cierre del 2019; y si la economía en dólares hubiera crecido como lo indicado precedentemente, la presión se situaría en 46.75%, tan solo 6.3 % más que en el 2019. Tal vez el aporte del aumento de los pasivos de la economía haya sido el de evitar que la economía e indicadores sociales no se deterioran aún más de lo que le ha acontecido.
Considerando solo el componente de la deuda externa sobre el PIB en dólares a octubre del 2020, el indicador se sitúa en un 37.60%, superior en un 11.30% respecto al 2019. Para el cierre del 2021, en términos de previsión, la presión de la deuda sobre el PIB, al menos podría situarse sobre un 59.0%.
Por el lado del ingreso per cápita del 2021, quedaría estancado en US$7,530, un duro revés para el progreso que en el pasado reciente presentó el bienestar humano, medido por el ingreso monetario y también una desventaja cuando al compararse con otras naciones en la métrica internacional, la inflexión del ingreso per cápita se vea mermada, restándole fuerza a posicionarnos en un mejor lugar en la escala de los países que quieren avanzar hacia niveles superiores, conforme a la tipología de magnitudes de ingreso del Banco Mundial.
Respecto al indicador de las reservas internacionales netas sobre el PIB, su desempeño la colocaría al finalizar el 2020 en un 12.5%, cuando al cierre del 2019 fue de un 9.87%. Este resultado podría ser engañoso, al apreciarse que estaría aumentando en un 2.63%; sin embargo, al ponderarse el crecimiento y entrada de divisas por la colocación de bonos en el mercado internacional y el PIB disminuir en el 2020, obviamente que el incremento del aporte de las reservas es solo una ilusión. Lo propio puede pasar en el 2021.
El hecho que el PIB dominicano expresado en dólares no crezca para el 2021, sería la primera vez que le ocurra a la economía desde el 2005, lo que representaría implicaciones que harían retroceder al país en términos de continuar avanzando en el aumento del ingreso per cápita, la mejoría en la lucha por bajar la pobreza general y la reducción de la tasa de desempleo, tanto abierta, como ampliada.
No cabe la menor duda que el crecimiento económico para las naciones es beneficioso y, por el contrario, la nula expansión del PIB resulta perjudicial. Sin crecimiento del PIB los ciudadanos inequívocamente terminan siendo más pobres.