Era una pequeña camioneta, con un motor de cuatro cilindros, en la plataforma trasera protegida por rejas, viajaban dos jóvenes hermanos y en la cabina el padre de ellos y un amigo médico de profesión. El panorama a que veían era imponente, empezaba el descenso de una barranca con 1300 metros de profundidad y en un camino sin pavimentar que no llegaba al doble de ancho del vehículo; el recorrido era zigzagueante y se pasaba rozando despeñaderos de hasta cincuenta metros, fue un recorrido aterrorizante de más de una hora de un andar “a vuelta de rueda”, para llegar al fondo de la barranca.
Los llevaba una motivación especial: la tatarabuela, era oriunda de la pequeña población minera que se encontraba en el fondo de esa impresionante depresión geológica.
Por primera vez, se podía llegar a la famosa Batopilas en vehículo, cuando lo supieron, no lo pensaron mucho, querían conocer la tierra de la que había salido su antepasada.
Dos días estuvieron en esa población de gente amable y hospitalaria, contemplaron ante los restos de la planta hidroeléctrica que se había instalado a finales del siglo XIX, para cuyo funcionamiento se aprovechó el acueducto que fuera construido desde la época de la colonia; aquel remoto pueblo, escondido en un recóndito lugar de la hermosa Sierra Tarahumara, fue la segunda población en México, en tener energía y luz eléctrica.
En el camino, al pasar por poblaciones antiguas, el médico había insistido que visitaran los cementerios y les había hecho notar la gran cantidad de tumbas de 50 años antes, en cuyas lápidas podían constatar como gran cantidad de niños y jóvenes habían muerto en un período de unos cuantos años.
También les hizo ver la razón: era el resultado de la pandemia de influenza que fue conocida como Gripe Española, su curiosidad profesional le inclinó a ver, en la realidad plasmada en las tumbas, algo que durante su más de 30 años de ejercer la medicina, solo había conocido por voz de sus maestros en el aula y en los libros que había estudiado.
En 1918 el mundo estaba inmerso en una guerra cuyo vórtice era Europa, miles de soldados fueron trasladados a las zonas en conflicto desde diversos países del orbe y sujetos a acuartelamiento y a condiciones insalubres en esa guerra de trincheras, estas circunstancias fueron un caldo de cultivo para que el mortal virus se expandiera por todo el mundo.
Afectó principalmente a personas jóvenes, lo que se atribuye a que los mayores habían sido expuestos a una epidemia de gripe que se presentó entre 1889 y 1990 y, por eso, quienes tenían mas de treinta años, habían adquirido resistencia que les permitió superar esta nueva pandemia.
Se considera que la pandemia se originó en Estados Unidos o Francia o Inglaterra, pero el tema estaba vetado en esos países debido a la guerra. Sin embargo, España había permanecido neutral y el rey Alfonso XIII se contagió de la influenza y estuvo muy grave, lo que motivó que los periódicos en ese país fuesen los que trataron el tema de la pandemia, de ahí que se le denominara “Gripe Española”.
Las pruebas de ADN, han demostrado que el virus de la Influenza que causó esa pandemia es el H1N1, antepasado del que ahora nos está atacando y que es conocido como COVID 19.
Los estudios hablan de que la Gripe Española, causó cerca de 50 millones de muertes, en una población mundial de 500 millones de personas, de las que un tercio fue infectado.
¡Le era imposible respirar, trataba de jalar aire con el poco esfuerzo que su debilidad le permitía, pero la inspiración terminaba en flemas que subían por su garganta y que no podía echar, así lentamente y en una gran desesperación, la vida fue escapando de su cuerpo!
La pandemia es algo serio, por favor cuídate a ti y a los tuyos, se paciente.
Fuentes: Taubenberg/Moersten y Quresni
Crédito de la imágen principal: Secretaría de Turismo, Chihuahua.