ARTICULO: Competencia empresarial

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Por Lic. Félix Santana García
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Las empresas buscan maximizar sus ganancias, aumentar la riqueza de sus accionistas comunes u ordinarios y por ende incrementar el valor de dichas entidades en el mercado como fin último con el propósito de obtener la mayor ganancia de capital que se pueda.

Se sabe que las ganancias resultan de restar los costos y gastos a los ingresos. Por esa razón se piensa que si se tiene los costos y gastos más bajos posibles, se tendrá la mayor ganancia.

Conforme la literatura económica esto no siempre es así ya que esto solo ocurre cuando los ingresos son independientes de los costos, de ahí lo que se conoce como la competencia perfecta.

Se sabe que en un ambiente de competencia perfecta el precio está determinado por el mercado, y la empresa no puede modificarlo a su antojo. Así, los ingresos dependen únicamente de la cantidad que se produzca, y solo entonces se obtendrán las máximas ganancias con el costo mínimo, es decir, precio igual al costo marginal, es la condición necesaria y suficiente para que se maximice la ganancia en competencia perfecta.

Lo que si se cumple en cualquier tipo de competencia es que la máxima ganancia se obtiene cuando el ingreso marginal es igual al costo marginal. En el caso de la competencia perfecta el ingreso marginal es exactamente igual al precio.

Se sabe que el ingreso marginal es lo que se obtiene de vender la última unidad de producto, mientras que el costo marginal es lo que cuesta producir esta última unidad.

Algo importante es que el punto de maximización de la ganancia es un resultado que es siempre cierto; el problema se encuentra en las definiciones del ingreso y del costo, o más específicamente, del ingreso marginal y del costo marginal. Si quisiéramos incluir el problema ecológico dentro de la evaluación de una empresa, bastaría con añadir el costo del deterioro del medio ambiente dentro de la función de costos de la empresa.

Con lo anterior el costo marginal se eleva de manera automática y la empresa requeriría un mayor ingreso marginal para maximizar sus ganancias. La consecuencia final será mayor precio o mayor cantidad vendida, de acuerdo a las posibilidades tecnológicas de la industria.

Cuando solamente existe un productor, se dice que la estructura de mercado es monopólica, mientras que cuando hay varios productores, pero no tantos como para evitar que el precio pueda ser afectado por alguno de ellos, se dice que hay oligopolio.

Las empresas se enfrentan a barreras naturales y económicas que les impiden competir adecuadamente. Una barrera natural por ejemplo es cuando un producto o servicio es exclusivo de un país, es el caso del petróleo que no se produce en el subsuelo de todos los países, algo similar ocurre con otros recursos naturales: paisajes, playas, montañas y con los cultivos que responden mejor en unos lugares que en otros. De manera que son bienes y servicios sujetos a barreras naturales.

También existen barreras económicas por las que no se da la competencia perfecta y son las más complicadas de analizar y de corregir. El caso más patético es el de las economías de escala o ahorros que realizan las empresas cuando la producción se incrementa permitiéndole simultáneamente disminuir sus costos.

Un resultado de la economía de escala es que, para poder competir, es necesario alcanzar un nivel mínimo de producción, pues de otra forma los costos hacen prohibitiva la entrada al mercado. Este nivel mínimo de producción también se llama tamaño mínimo óptimo o escala mínima óptima.

Existe otro tipo de ahorros importantes en la producción. Se trata de las economías de alcance que ocurren cuando la producción de un bien permite ahorros en la producción de otros bienes que se le parecen, ya sea por el diseño, el proceso de fabricación, el marketing, entre otros. Un ejemplo de estos se da cuando dos productos diferentes se pueden fabricar en la misma línea de producción.

El monopolista a los fines de alcanzar mayores ganancias producirá de forma menos eficiente ya que si lo hace eficiente perdería la ganancia extraordinaria, provocando por ende una disminución del bienestar de los consumidores.

La gran crítica al monopolio ha sido precisamente la pérdida social de bienestar que acarrea, al vender menos y a mayor precio que un mercado en competencia perfecta.

Ante este fenómeno económico se han creado muchas leyes para contrarrestar la envestida del monopolio en contra de los consumidores, en ese sentido en los Estados Unidos se crearon las leyes como la Sherman y la Clayton.

La presencia del monopolio es casi nula en la actualidad dada la creación de otras empresas surgiendo así el oligopolio donde uno o varios productores pueden afectar los precios del mercado. El oligopolio tiene características similares a la del monopolio con la diferencia de que dos o más empresas se unen para afectar los precios del mercado.

En el modo oligopólico las empresas fijan su producción en el punto donde el ingreso marginal es igual al costo marginal, y fijan el precio de acuerdo con lo que la demanda esté dispuesta a pagar.

En el monopolio la demanda de la empresa y la demanda del sector industrial al cual pertenece la empresa son exactamente iguales. En el caso del oligopolio o de la competencia perfecta no ocurre así, ya que la demanda de la industria se refiere a la demanda que enfrentan todas las empresas que producen el bien mientras que la demanda de la empresa es la que cada una de las empresas enfrenta por separado.

Hoy en día el marketing es una de las áreas funcionales de las empresas que más puede ganar con la aplicación de la teoría económica. Una de las áreas que más se han desarrollado en el marketing se llama precisamente comportamiento del consumidor, y en ella se analiza cómo es que un consumidor elige sus bienes incluso entre mercancías que son sustitutos casi perfecto.

En la actualidad se toca el tema en economía de la competitividad empresarial, que conforme al Foro Económico Mundial en su informe sobre el Índice Global de Competitividad 2018, donde el país escaló la posición 22 respecto a la publicación del año 2017 sigue regazado respecto a otras naciones.

Aunque el país pasó del puesto 136 al 113 de 140 naciones evaluadas, el tema de la corrupción según la indicada publicación afecta mucho la competitividad empresarial pues la nación dominicana se encuentra entre los países más corruptos, solo le ganan a la República Dominicana, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Haití y Venezuela en América Latina y por debajo de Leona, Rusia, México y Laos.

Un país no puede ser altamente competitivo si aun no ha podido superar un sinnúmero de escollos que le imposibilitan competir ante otras naciones.

Es penoso que en el país dominicano se trate siempre de ocultar la verdad de la realidad pues muchas veces el sector gubernamental se vanagloria de experimentar mejoría en algunas de las áreas de su competencia cuando en el fondo no se haya logrado un resultado positivo en la práctica que pueda traducirse en bienestar para el país sus habitantes.

Se sabe que para que el sector empresarial pueda alcanzar un buen nivel de competencia interna y externa debe mejorar o superar escollos que son esenciales para poder decir que es competitiva ante otras naciones.

Es el caso de aspectos tan importantes como las políticas laborales activas, dinámica de la deuda, clima empresarial y laboral, dinamismo de los negocios y capacidad de innovación e institucional, servicio de apertura comercial, movilidad laboral interna, participación femenina en el mercado laboral, inflación, servicio de apertura comercial, que el país debe mejorar de forma sustancial para poder decir a boca llena que enfrenta de forma eficiente los obstáculos que hoy le impiden alcanzar su desarrollo.

El asunto de la estructura de los costos de las empresas es fundamental pues para que estas puedan ser competitivas tienen que disminuir estos a la mínima expresión ya que de estos dependen en su mayor parte los precios en los que se comercializan los bienes y servicios.

Al traer a colación el tema de los precios en un mercado monopolista, oligopolista o de estrategia de comercialización abierta se hace con el fin de relacionar el nivel de ingresos que las empresas puedan alcanzar siempre que se mantengan los costos y gastos de estas en el modo de minimizado posible a los fines de que sus ganancias sean lo más altas que las condiciones permitan.

La competitividad de una empresa además de los parámetros que hoy en día se toman en cuenta para definir si un país es competitivo en términos empresarial, todo redundará en los beneficios que esta logre ante las demás, con las cuales compiten.

Si no se alcanza esta primera meta de que la misma sean competitivas mediante precios asequibles al consumidor de nada serviría cumplir con otros parámetros como el evitar el comercio ilícito, disminución de las trabas regulatorias, mayor uso del arbitraje como forma de dirimir los conflictos, apoyo a la mujer en el ámbito laboral, entre otros indicadores y un aspecto sumamente importante el honrar la ética y la moral.

Todo lo anterior es necesario cumplir para hacer a la industria dominicana más competitiva en un clima propicio para llamar la atención de nuevos inversionistas.

Úsese la metodología que se emplee para medir el grado de competitividad que se haya alcanzado, lo importante es hacer de las empresas dominicanas dignas de ser tomadas en cuenta como ejemplo de lugares donde se puede invertir y laborar en un clima laboral y organizacional que permita incrementar el valor de estas en el mercado.

De manera que tanto el sector público como el privado deben trabajar juntos sin competencia entre ellos para hacer las empresas más competitivas y por ende más rentables evitando siempre el engaño, el maquillaje o la manipulación en la presentación de sus resultados los cuales no se compadecen con la realidad.

Se repite una y otra vez que hasta tanto no se acepte la enfermedad por parte del paciente este no tiene forma de emprender el camino de su sanación.

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