Ataques cibernéticos: principal preocupación de las instituciones financiera de Latinoamérica

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La gestión de riesgos financieros en Latinoamérica es mucho más robusta que hace una década, pero todavía sufre considerables ineficiencias, así lo asegura el gerente de la práctica de riesgos para EY consulting, Jaime Casco.

Casco explicó que en la Latinoamérica la inestabilidad política ha mermado el crecimiento en el desarrollo de mitigación de riesgos, “se ha crecido, pero no tan constante como otras regiones”.

Resaltó que la ciberseguridad sigue siendo la principal prioridad para las áreas de riesgos de los países de la región, seguido por los riesgos de créditos y las amenazas operacionales.

“Los riesgos cibernéticos se han convertido en una mayor preocupación para los bancos de esta región en los últimos tres años, y los gerentes de riesgos se centran cada vez más en cuestiones regulatorias y de riesgo relacionadas con la tecnología”, aseguró.

Leonidas Rey, manager de EY, aseguró que se necesita mayor inversión en la prevención para evitar la pérdida, la misma va ha depender del tipo de institución y de qué tan transformada esté y nivel de madurez.

El manager de EY resaltó que la inversión no solo se debe hacer en infraestructuras, sino transformación del personal con las competencias requerida, según indicó, esta debe estar acompañadas de procesos.

Reveló que las grandes organizaciones gastan un promedio del 3,1% de sus ingresos anuales para combatir el crimen financiero. Estimó que unos US$1.45 billones se perdieron como resultado de delitos financieros, lo que representa el 3.5% de los ingresos globales.

Indicó que en 2019 el 47% de las grandes organizaciones fueron víctimas de crimen financiero y que el 41% de las relaciones con proveedores o socios de negocios nunca fueron evaluadas por el riesgo de delitos financieros.

Dentro de los desafíos futuros que enfrentan las organizaciones citó el aumento de las expectativas regulatorias y la aplicación de las reglas actuales, tener suficiente personal capacitado, confiar en tecnología obsoleta y obtener demasiadas alertas de falsos positivos.

“Las alertas excesivas de falsos positivos siguen siendo el factor clave que perjudica la confianza en los proveedores de datos de detección de clientes, seguido de las preocupaciones sobre la calidad de los datos”, dijo.

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