El uso de la tecnología ha hecho que las instituciones financieras cambien sus prioridades en cuanto a la gestión de riesgos. La ciberseguridad es la prioridad para el 77% de los bancos a nivel mundial, según la décima Encuesta global de gestión de riesgos de las instituciones financieras, de la firma Ernst & Young (EY).
La seguridad de los datos se ha mantenido como principal preocupación desde 2017 hasta 2019. Además, para el pasado año las prioridades para las instituciones financieras estaban los riesgos crediticios y las estrategias de transición digital.
EY indica que las grandes organizaciones gastan un promedio del 3.1% de sus ingresos anuales para combatir el crimen financiero. Resalta que el 47% de las grandes organizaciones ha sido víctima de un crimen financiero en los últimos 12 meses.
En 2015, la ciberseguridad se encontraba en la posición número 10 y pasó rápidamente a ser la segunda prioridad de las instituciones financieras en 2016, manteniéndose como principal preocupación entre los años 2017 y 2019, según las encuestas de gestión de riesgos bancarios de EY.
Proyección
La encuesta no sufrió variación en 2019 con relación al año anterior, respecto a la segunda prioridad que tenían los bancos, manteniéndose el riesgo crediticio. Mientras que en 2017 las preocupaciones por el crédito estaban en la cuarta dificultad de la banca mundial.
Las estrategias de transición digital fue la tercera prioridad en la que las instituciones financieras en 2019 mostraron interés, según la encuesta, la arquitectura tecnológica se encontraba en quinto lugar, que es la que precede a las estrategias de transición digital.
Para 2018 la tercera preocupación era la implementación regulatoria, misma que el pasado año se bajó de prioridad a la quinta posición.
La encuesta destaca diez riesgos que enfrentarán las instituciones financieras en la próxima década. Destaca: el monitoreo de probables recesiones financieras, en las que las inestabilidades políticas afecten la economía global, así como una posible guerra comercial.
También, operar en un ecosistema en constante expansión, siendo la dependencia de terceros una posible debilidad. Proteger la privacidad para mantener la confianza y luchar contra una guerra cibernética en los bancos y en todo el sistema.
Además, navegar por la inevitable transición de la industria a la nube; industrializar el análisis de datos en todo el negocio de forma controlada; entrega de servicios a clientes y mercados sin interrupciones; adaptarse a los efectos de la geopolítica en rápido cambio en los bancos y sus clientes y abordar el impacto del cambio climático en los bancos y la sociedad.