Washington, 27 feb.- El Gobierno estadounidense confirmó este jueves que la economía del país creció a un ritmo del 2,3 por ciento en 2019, una cifra modesta que queda lejos de las promesas del presidente Donald Trump y que peligra ahora por los previsibles efectos de la epidemia del coronavirus, que ya está sacudiendo los mercados.
Según la segunda estimación sobre la evolución del producto interior bruto (PIB), la economía estadounidense, que había empezado 2019 con un crecimiento cercano al 3 por ciento, acabó el ejercicio con un avance trimestral del 2,1 %, lo que confirma una tendencia de desaceleración que se prevé más acentuada en 2020.
Este crecimiento económico, además, ha sido el menor registrado en Estados Unidos desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, en enero de 2017, quien había prometido mantener la economía avanzando a velocidades de entre el 3 y el 4 por ciento durante su mandato.
Trump, que lo más cerca que ha estado de cumplir esas previsiones fue en 2018, cuando la economía avanzó un 2,9 %, ha culpado a la Reserva Federal de impedir la aplicación de la política de estímulo que él desea.
Este mismo miércoles, en una rueda de prensa para tratar precisamente de la amenaza del coronavirus, volvió a quejarse de que Estados Unidos está en una posición de desventaja frente a la Unión Europea debido a la fortaleza del dólar y a los prácticamente nulos tipos de interés en la UE.
Para Trump, la reducción de los tipos de interés de referencia en tres ocasiones el año pasado, no es suficiente para reforzar la actual expansión económica de la primera economía mundial, que lleva ya once años de crecimiento económico continuado.
Las cifras de evolución del PIB anunciadas hoy por el Departamento de Comercio, en la segunda de sus tres estimaciones, no sorprendió a los analistas privados, que ya habían anticipado que se confirmaría la desaceleración registrada y que el crecimiento de la actividad se mantendría sin cambios frente a lo anticipado.
El crecimiento del PIB real en el cuarto trimestre, según los datos del Gobierno, reflejan «contribuciones positivas» de los gastos personales de consumo personal, de las inversiones del Gobierno federal, las exportaciones, la inversión residencial fija y los gastos de los gobiernos estatales y locales.
Sin embargo, el gasto de los consumidores, que supone dos tercios de la actividad económica, registró en el cuarto trimestre del año un alza del 1,7 %, una décima menos de lo que se había calculado hace un mes y un notable descenso respecto al 4,6 % del trimestre previo.
Pero también el déficit comercial registró una caída superior a la anticipada, lo que supuso el principal impulso del PIB en el último trimestre del año pasado.
Según esta última revisión, de octubre a diciembre las exportaciones aumentaron un 2 %, en lugar del 1,4 % calculado antes, y las importaciones cayeron un 8,7 %, tres décimas más de lo anunciado antes.
Esto confirma que la agresiva política comercial puesta en marcha por Trump con la imposición de aranceles y la renegociación de acuerdos puede estar empezando a dar frutos en lo que se refiere a la reducción del tradicional déficit que el país sufre en su comercio exterior de bienes.
Excluyendo el comercio, los inventarios y los gastos gubernamentales, la economía de EE.UU. creció a un ritmo anual del 1,3 % en el cuarto trimestre de 2019, una décima menos de lo anteriormente calculado y la cifra más lenta en cuatro años.
En su comparecencia de la noche del miércoles, Trump, que ha acusado a los medios de comunicación de contagiar el pánico a los mercados financieros por el avance de la epidemia del coronavirus por el mundo, intentó calmarlos asegurando que el riesgo de una expansión en el país no es algo inevitable, como habían asegurado las autoridades sanitarias, y minimizó el número de personas infectadas en su territorio.
Los mercados financieros llevan varios días sufriendo los efectos del temor que la expansión del coronavirus, que ha matado ya a más de 2.000 personas, principalmente en China, pueda tener a mediano plazo en la economía mundial, y que podría socavar la actual expansión económica en Estados Unidos.
Además de la caída de la cotización de las acciones de las empresas, especialmente en sectores vulnerables como el transporte aéreo o el turismo, ante el avance del coronavirus, los mercados parecen anticipar ahora nuevos recortes de los tipos de interés que viene reclamando Trump.