En la actualidad, los planes económicos para frenar la crisis ocasionada por el Covid-19 está posponiendo los pagos, repunte que no se notará hasta dentro de varios meses.
La paralización de la economía ha traído como primera consecuencia para los bancos la práctica desaparición de nuevas operaciones de préstamos y créditos tanto a empresas como a familias.
Las medidas del Gobierno han dictado por un lado, una moratoria hipotecaria para quienes se vean afectados directamente por la crisis y, por otro, instrumentando una línea de avales para empresas y autónomos de forma que los bancos puedan seguir prestando con ciertas garantías que cubren algunos flancos del negocio bancario. Pero el que ha quedado al descubierto prácticamente es el del crédito al consumo.
El problema podría venir ahora como consecuencia del fuerte aumento del paro y de la pérdida temporal del empleo por el agravamiento de la crisis económica.
Será después, dentro de seis u ocho meses, cuando los bancos deberán revisar los criterios de pago y empezar a tener en cuenta la morosidad real a la que puedan entonces estar enfrentándose. Pero para ese plazo se confía en que la reactivación de la economía sea una realidad y se haya recuperado una tasa de actividad relevante.