Una alerta roja en las finanzas públicas dominicanas acaba de tronar. Las recaudaciones de los ingresos no financieros del gobierno durante el mes de marzo reflejan una caída que se estima en un 44.8%, lo que representa una pérdida de 22,916.8 millones con respecto a lo recaudado durante el mismo mes de 2019.
Y eso sucede en un momento en que el país pasa por una de sus peores crisis en su sistema de salud que la memoria recuerde, como resultado de los efectos locales de la pandemia del COVID-19, que exige fondos públicos para financiar las contramedidas, y para impulsar la economía que se debilita por la ruptura de su cadena productiva.
Sobre esto se le pregunta al economista Nelson Suárez, quien responde que el país enfrenta “uno de los más trascendentales dilemas que tiene que resolver el gobierno”.
Eso es así, por la drástica caída de las recaudaciones fiscales, en un momento en que urgen “mayores recursos para enfrentar la emergencia sanitaria, mantener la estabilidad económica y atenuar los efectos adversos en el crecimiento”.