Por Félix Santana García
Economista,profesor universitario
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Ante la situación que hoy viven los gobiernos, empresas y familias debido a la crisis Covid-19 se busca de manera desesperada como financiar las actividades económicas y financieras durante y después de los períodos de emergencias y toques de queda impuestos para evitar el acercamiento de las personas y seguro contagio de tan letal enfermedad.
El crecimiento de la economía dominicana del presente año está maltrecho al extremo que se espera se contraiga en un 4.5% aunque algunos abrigan la esperanza de que crezca entre un 1% a 1.5% por su capacidad de resiliencia que siempre ha exhibido.
El desempleo rondaría casi en un 8%, la demanda y oferta se han caído estrepitosamente, las actividades productivas y comerciales se ven mermadas, el aparato productivo hay que apalancarlo de forma operativa y financiera para que retome su ritmo en por lo menos un 60% de lo que era al comenzar la pandemia.
Todos los sectores necesitarán retomar su ritmo de lo contrario el pais entraría en una etapa de involución que lo llevaría a retroceder a más de 10 años por la contracción económica y financiera no prevista.
El hecho de haberse detenido el desarrollo de: planes, programas y proyectos es desde ya una forma de atrasarse en el tiempo en relación a lo alcanzado en años anteriores.
Ante lo que acontece, los dominicanos y los habitantes del resto del mundo persiguen reanimarse y reclaman la vuelta a las actividades cotidianas.
Es por ello que no es extraño que se solicite a las autoridades reabrir el país para ponerlo a producir y más porque el humano es un ser nacido para la acción, el trabajo físico y mental, de ahí que el afamado científico Albert Einstein (1953) decía: “el hombre es como una bicicleta que para mantenerse en equilibrio tiene que estar moviéndose”.
De no hacer lo anterior es ir en contra la naturaleza misma del ser humano y en ese sentido los dominicanos de por si son entes que necesitan socializarse continuamente pues perdería su esencia de ente social, hospitalario, amigable y productivo.
Ante esta realidad, el gobierno dominicano se propone reabrir la economía del país de forma gradual a partir del día 11 de mayo del presente año pero sin descuidar la sanidad y en lo que esto suceda ha venido financiando las empresas para garantizar el mantenimiento de los puestos de trabajo de los trabajadores mediante subsidios por dos meses (abril y mayo) en principios.
Lo anterior mediante facilidades fiscales y monetarias en pesos y dólares así como subsidios a través del Fondo de “Asistencia de Solidaria al Empleado (Fase 1 y 2)” y pagos mediante el Programa “Quédate en tu Casa”.
Para el apoyo financiero de dichos programas el gobierno ha recurrido a dinero provenientes de recaudaciones tributarias e ingresos de la tesorería, prestamos internos y externos no presupuestados.
Recientemente la nación dominicana recibió mediante el Banco Central un financiamiento por la suma de US$650 millones equivalentes a DEG$477.7 millones de Derechos Especiales de Giro o el 100% de la aportación del país al capital del Fondo Monetario Internacional como garantía a una tasa de 1.5% a un plazo de 5 años, a los fines de enfrentar la demanda de dólares por gastos que hace el gobierno por distintos conceptos.
Ante la necesidad de más recursos financieros para continuar apoyando a las empresas, trabajadores y hogares por efectos de la pandemia, de ser necesario se recurriría también al Banco Central de los Estados Unidos (Federal Reserve Bank of New York, Fed) al que se le solicitaría una linea de crédito revolvente entre US$1,000 a US$3,000 millones, así como recurrir al BIS o Banco de Pagos internacionales.
En la actualidad cursa en el Congreso de la nación dominicana una iniciativa para hacer uso del 30% de los Fondos de Pensiones de los trabajadores, la cual ha recibido el rechazo de muchos sectores del país incluyendo a una parte de los trabajadores.
El empresariado ha propuesto también para fines de financiar las actividades económicas del país la creación de un Fondo de Garantía, el cual consiste en que el Estado ofrezca garantía a los fondos depositados en los intermediarios financieros para que estas instituciones realicen préstamos a ciertos sectores productivos del país a costo concesionario o blando.
El capital coadyuva o apalanca las actividades operativas y financieras de las empresas y más si este es de costo mínimo pues dependiendo de esta condición ayuda a los sectores productivos a salir rápido de la inactividad en la que se encuentran, ayudando con ello alcanzar tasa interna de retorno (TIR) por encima del costo de capital promedio ponderado (CCPP 0 Wacc en sus siglas al ingles) de las empresas.
Se propone dejar a un lado el uso de los fondos de pensiones los cuales traerían inconvenientes a la economía como: inflación, altas tasas de inflación e intereses, empobrecimiento de los trabajadores, entre otros, baja pensión en el futuro y resolviéndoles algunas que otras necesidades a corto plazo a los dueños del dinero.
De manera que en la medida que se vaya reabriendo la economía dominicana se requerirá de financiamientos blandos, que permitan en el tiempo más breve posible hacer frente a la inactividad en la que se encuentra actualmente.
Se sugiere que se actúe de buena fe, transparencia, ética y moral para que los recursos realmente vayan a los sectores económicos que reanimen verdaderamente la demanda y por ende la oferta lográndose el empuje de la cadena de valor, cadena de suministro y las redes de distribución que hoy tanto se necesita.-.