El covid-19 acelera la transformación digital: el impacto en América Latina

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La irrupción del covid-19 a principios de este año, y particularmente a partir de marzo en América Latina, está planteando una serie de desafíos absolutamente impensados hace tan solo seis meses. A diferencia de otras crisis como la del año 2000, o las provocadas por escasez de espectro, lo inédito de esta situación es que los acontecimientos se desarrollaron en el lapso de unas pocas semanas y se encontraron con el ecosistema TIC respondiendo de manera formidable, demostrando la robustez de las redes e infraestructuras y potenciando actividades que permiten amortiguar muchos de los efectos de la pandemia en la salud y la economía.

Ya desde las primeras semanas de confinamiento los operadores fijos y móviles enfrentaron incrementos de tráfico de hasta el 50 por ciento, así como cambios en los patrones de uso sin mayores complicaciones. Esto básicamente obedece al comportamiento del lado de la demanda, ya que tanto las empresas como los usuarios adoptaron rápidamente estrategias de uso de tecnología para sostener sus actividades.

Algunas de las herramientas utilizadas, a las que a esta altura podemos llamar los “ganadores” dentro de las desgracias que nos deja el covid-19, son por ejemplo las aplicaciones colaborativas, que han visto crecer hasta 200 por ciento la cantidad de usuarios y tráfico. El e-commerce en todas sus formas también es otro de los beneficiados: alimentos, artículos de cuidado personal, informática y libros son las categorías de mayor crecimiento, en algunos casos superando el 50 por ciento.

El cloud merece un párrafo aparte. La infraestructura en la nube y su rol como soporte de aplicaciones aporta la flexibilidad necesaria para —y está demostrando— ser una verdadera herramienta de “business continuity”. Hay compañías que han logrado mantener al 100 por ciento de su personal trabajando en forma remota accediendo a las aplicaciones corporativas desde todo tipo de dispositivos. Esto está generando un crecimiento extra, de aproximadamente 30 por ciento en los próximos años, impulsado por la aceleración de la adopción de soluciones en la nube por parte de los segmentos de retail, salud y gobierno, de acuerdo a distintos reportes de especialistas.

Esta situación no planificada permitió también poner a prueba algunas herramientas tecnológicas que han sido muchas veces puestas en duda por temas de seguridad y privacidad: los drones. Estos han demostrado ser de gran utilidad para evitar la exposición de las personas al virus. En Australia, una empresa los ha equipado con sensores de temperatura, ritmo cardíaco y frecuencia respiratoria. En España, hay modelos equipados con tanques para desinfectar zonas de potencial exposición al virus. En América Latina también hay experiencias exitosas de distribución de insumos médicos, vigilancia remota, seguimiento de tránsito de personas y hasta modelos equipados con parlantes para enviar mensajes a las personas tanto en Paraguay, Brasil, República Dominicana, Colombia y Argentina.

Quedarse en casa también nos ha dado tiempo libre para el entretenimiento digital. La plataforma de streaming Disney+ reportó un crecimiento de suscriptores de casi el 50 por ciento durante la pandemia y, por su parte, tanto Amazon Prime como Netflix incrementaron el ritmo de nuevos clientes más del 60 por ciento. Por otro lado, la necesidad de entretenimiento y de conexión social también benefició a las empresas dedicadas al gaming, en especial en las ventas de juegos digitales que, de acuerdo a fuentes de esa industria, en los principales 50 mercados se dispararon en un 60 por ciento. Nuevamente, es importante mencionar aquí el rol de las redes y su capacidad para absorber la cantidad de tráfico que ambos tipos de entretenimiento generan.

Haciendo foco en nuestra región, en líneas generales estamos experimentando todos los efectos mencionados a nivel global. Sin embargo, y dadas las características y el estado de evolución de cada servicio, resulta interesante remarcar algunos aprendizajes y oportunidades que América Latina debería aprovechar a la salida de la pandemia.

Uno de los grandes aspectos pendientes de nuestra región, que se ha puesto de manifiesto ahora, es el de la baja bancarización de la población, lo que ha hecho difícil para el sector más vulnerable el acceso a asistencia económica sin poner en riesgo su salud. La base instalada de smartphones provee una plataforma inmejorable para el despliegue de soluciones de e-banking y mobile money, pudiendo ayudar a estas personas a mejorar el acceso a productos financieros, crédito y el comercio electrónico.

El impulso que ha recibido el e-commerce como estrategia de supervivencia, particularmente de las pequeñas y medianas empresas, dejará un legado de transformación muy importante. Las pymes representan un 30 por ciento del PBI y generan casi la mitad de los empleos. Sin embargo, solo una cuarta parte del volumen de ventas es digital, mientras que en Estados Unidos está cerca del 70 por ciento. Las deficiencias en la logística y seguridad en el pago son los principales factores a mejorar para que el comercio electrónico logre finalmente masificarse, ayudando a las pequeñas empresas a contar con un poderoso canal de comercialización que les permitirá ganar competitividad.

Finalmente, 5G abre una nueva ventana de oportunidad. Si bien algunos planes de lanzamiento se verán afectados por la pandemia, se estima que en 2021 veremos los primeros lanzamientos de esta nueva generación que promete revolucionar la industria, la producción y el comercio. Varias de las aplicaciones de 5G son específicas para industrias clave en la economía latinoamericana como la minería, la actividad petrolera y la agricultura. Los incrementos de productividad de algunos de los factores de producción pueden superar el 30 por ciento con el uso de 5G. Esto puede ayudar a nuestra región a dar un salto de competitividad que permita una recuperación más rápida el “día después” de la pandemia.

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