Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD,
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Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios
de The Ballester Business & Media Group, Inc.
Sr. Presidente:
En mis casi 4 décadas de experiencia, dentro del acontecer energético nacional, me he percatado que la concentración de funciones y normativas ha dado resultados muy cuestionables y, por qué no, también dispersiones de mando innecesarias.
Tal es el caso del actual Ministerio de Energía y Minas. Soy de opinión de que este ministerio debería ser solo de Minas e Hidrocarburos, concentrándose solamente en el desarrollo y fiscalización de la actividad minera y petrolífera del país.
La Comisión Nacional de Energía debe de ser el organismo promotor y regulador de la generación y distribución del Sistema Eléctrico Interconectado del país. La comercialización podría estar estructurada como una gran corporación de capital público/privado, la cual fijaría las tarifas, peajes, etc, a cobrar por el servicio de generación.
El Ministerio de Minas e Hidrocarburos tendría también a su cargo establecer los patrones de costo/beneficio de la comercialización de los hidrocarburantes del país.
La Refinería Dominicana de Petróleo debería ser una empresa de capital público/privado donde su consejo de directores estaría compuesto por su Administrador, el Ministro de Minas e Hidrocarburos, el Director de la Comisión Nacional de Energía, y cada uno de los principales ejecutivos de las principales comercializadoras de hidrocarburantes del país.
De esta forma, Sr. Presidente, se pondría coto al caos que hoy existe en el devenir de estas importantísimas actividades económicas e industriales de nuestro país.