Es noticia de dominio público ampliado las opiniones externadas entre economistas y financistas sobre una posible recesión global caracterizada por un descrecimiento de las economías al presentar estas signos negativos en sus crecimientos por más de tres meses, inducida o empujada principalmente por la guerra arancelaria patrocinada por Estados Unidos de Norteamérica y la China.
A raíz de los cambios que se operan velozmente en el ámbito económico y financiero derivados de la indicada guerra de gravámenes y monetaria las naciones que originaron dichos enfrentamientos como las naciones dependientes de las señaladas potencias económicas procuran protegerse cada día más mediante medidas monetarias.
De lo anterior, se desprende que el Banco Central de la China haya depreciado el yuan o moneda oficial de dicho país asiático a los fines de hacer más atractivas sus actividades comerciales, lo propio, pero de manera tímida lo hacen los Estados Unidos de Norteamérica impulsada por una presión constante al Federal Reserve Bank of New York o Banco Central de los Estados Unidos (Fed) para que propicie una rebaja en sus tipos de interés y baje la apreciación del dólar.
Estas acciones buscan además de hacer atractivas las actividades comerciales de las naciones en pugnas ante el encarecimiento de sus exportaciones e importaciones estimular los sectores productivos de dichas naciones mediante un costo de dinero mucho más asequible a favor de los agentes económicos y público en general con el propósito de aumentar la demanda interna, la producción y el empleo.
Pero los resultados que se esperan obtener en el ámbito económico no siempre se reflejan en los factores económicos (tierra, trabajo, capital, tecnología) en lo inmediato lo que lleva a la desesperación de las naciones envueltas en el indicado conflicto más aún cuando los acuerdos comerciales no llegan a concretizarse, por el contrario, tiende a tensarse o radicalizarse al no llegarse a un acuerdo satisfactorio que beneficien a las potencias enfrentadas.
Esta radicalización ha llevado a las partes a no ponerse de acuerdo en los términos de un pacto duradero en el tiempo, en lo que respecta al beneficio que ambas naciones podrían alcanzar sin que ninguna considere que están siendo perjudicada en el intercambio comercial, es decir, que una u otra no sientan que están siendo avasallada.
Conforme lo anterior ya comienza a sentirse cómo estas diferencias entre las partes actuantes impactan en los mercados bursátiles al extremo de que la Bolsa de Valores de Wall Street de New York presenta a través de sus indicadores económicos más conocidos: Dow Jones, Stándar and Poor´s y Nasdaq un significativo desplome al extremo de que el Dow Jones solo en una jornada ha perdido hasta 600 puntos o un 3.5%, el Estándar and Poor´s un 2.5% y el Nasdaq un 2.3% de las acciones comercializadas en dicho mercado de títulos valores.
Llevando la anterior inestabilidad en las inversiones que regularmente se realizan en las empresas manufactureras, comerciales, tecnológicas y servicios de los Estados Unidos que transan sus operaciones accionarias a través de dicho mercado bursátil.
Actualmente, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica presiona a la Fed o Banco Central de dicho país para que baje mucho más las tasas de interés que hoy se encuentran en el rango de 2 a 2.5% a los fines de estimular la economía y alejarse de una casi segura recesión que podría hasta afectarle sus planes reeleccionistas.
En la Zonaeuro el Banco Central Europeo con el propósito de mantener en movimiento la economía y evitar un impacto negativo más pronunciado en sus economías ha llevado sus tipos de interés por debajo de cero siendo estas ya negativas.
Algo sin precedentes en dicha zona económica ya se realizan operaciones financieras con rendimientos negativos al extremo de que se otorgan préstamos en los que los demandantes de dinero en vez de pagar intereses o cargos por el uso del dinero ajeno, los bancos o financieras son los que de forma indirecta les pagan a los prestatarios.
Al ser negativas las tasas activas o tasas de interés que cobran las instituciones prestamistas, los prestatarios o deudores pagan menos dinero del que tendrían que pagar por los préstamos pues hasta los gastos de cierre, legales y comisiones por compromisos, entre otros, se les exoneran.
Lo mismo sucede en el caso de los inversionistas que en vez de obtener rendimientos o beneficios al invertir su dinero estos reciben tasas de interés negativas, lógico esto solo se da en el caso de los grandes inversionistas con alta tasa de tolerancia al riesgo capaces de hasta financiar las actividades económicas sin esperar ningún beneficio, tal como está sucediendo en algunos países de la Zonaeuro.
De manera que el mundo entraría en una situación económica atípica ya que como siempre se estila obtener beneficios al realizar una transacción financiera y económica ahora se invertirían los papeles que en vez de que el prestatario deba pagar intereses por sus préstamos las instituciones de créditos tendrían que devolverle los mismos al pagar menores cuotas de las estipuladas y los inversionistas se convertirían en subsidiar gratuitamente el desarrollo de los proyectos de los demandantes de capitales.
Lógico, lo anterior tendría que darse en un ambiente de un mundo perfecto donde no exista inflación, intereses y otras variables económicas que puedan afectar el bienestar de la vida de las personas. Realmente se estaría viviendo en un mundo totalmente diferente al que hoy se conoce en el ámbito económico y financiero.
Ahora bien, el inversionista acostumbrado a preservar el valor de su dinero en el tiempo ya que este se devalúa con el aumento de los precios, los tipos de cambio y nivel de producción, aspectos que siempre están presentes en cada ciclo económico, este busca alternativas que le proporcione el resguardo del valor de su dinero, pues se sabe que las tasas de interés activas y pasivas persiguen compensar la pérdida de valor del dinero en el tiempo.
Es por ello que hoy a medida que las divisas pierden valor en los mercados y las tasas de rendimientos se aproximan a cero o a menos cero el inversionista busca proteger su dinero mediante inversiones en oro y es lo que precisamente hoy se está haciendo en muchos países en los que se procura invertir en ese metal.
Esta situación dominada por el crecimiento de la demanda ha llevado el precio del oro a nivel de hace más de unos años atrás en el que una onza troy rondaba los US$1,600.00, pues precisamente hoy debido a la alta demanda que existe por dicho metal ya se encuentra en los US$1,535.00 para un crecimiento en su precio de más de 1.6% respecto a su precio anterior.
De manera que el inversionista en busca de proteger su dinero de un posible endurecimiento de la actual situación de guerra comercial y monetaria entre los Estados Unidos de Norteamérica y China buscará refugiar su dinero en metales preciosos, muy especialmente el oro, obras de arte, bienes raíces, activos financieros de renta fija y otros activos financieros que no sean fácilmente vulnerables ante una recesión o depresión económica mundial.-.