La informalidad y la pobreza, los mayores obstáculos de inclusión financiera en RD

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El Reporte Regional de Inclusión Financiera de la Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN) reveló que la informalidad económica y los elevados niveles de pobreza son los mayores obstáculos para reducir la brecha de inclusión financiera en el país.

La “exclusión financiera” limita la capacidad de las personas de satisfacer sus necesidades sociales y económicas básicas. De hecho, refuerza un círculo vicioso que atrapa a segmentos económicamente vulnerables de la sociedad en la pobreza, acentúa la informalidad económica de su diario vivir y, en consecuencia, perpetúa las barreras que dicha población enfrenta para acceder al sector financiero formal.

En el reporte se evidencia que los depósitos bancarios per cápita regionales se duplicaron en los últimos diez años, que la colocación de los créditos del sector bancario latinoamericano alcanzó el 38.7% del PIB regional y que el PIB per cápita de la región promedió US$8,100.

El informe destaca que poseer una cuenta bancaria no es garantía de mayores ingresos, menor vulnerabilidad socioeconómica o mejores condiciones de vida, pero definitivamente sienta las bases para ahorrar, para acceder al crédito y ser partícipes del circuito económico formal de sus respectivos países.

El impacto que ha logrado la inclusión financiera en el bienestar de los hogares es indiscutible, ya que impacta positivamente la tasa de ahorro, facilita la demanda de crédito formal y permite acceder a un universo más amplio de bienes y servicios a tasas de interés del mercado. Además, los oferentes de servicios financieros formales están bajo la supervisión y vigilancia del estado, y cuentan con mecanismos detallados de protección al consumidor financiero.

En lo relacionado al porcentaje de adultos con una cuenta de ahorros formal en América Latina, dicho indicador cerró 2017 en 54%, cifra superior al 51% registrado en 2014. Pero aún inferior a la dinámica mostrada por regiones como India y Europa del Este.

Por otra parte, la cobertura demográfica de los canales de atención bancarios ha mejorado significativamente: las oficinas bancarias por cada 100 mil habitantes pasaron de 15 (2007) a 19 (2017) en una década, siendo menos dinámicas que canales como los ATM que pasaron de 23 (2007) por cada 100 mil habitantes a 49 (2017). Estos últimos han crecido notoriamente y responden a la necesidad de la población de cubrir adecuadamente la geografía de un continente extenso y con sectores de difícil acceso.

Otro hallazgo significativo indica que la banca móvil ha venido creciendo a pasos agigantados. Según las cifras agregadas de la FELABAN para la región, la banca móvil ha mostrado un crecimiento promedio del 37% anual en número de operaciones. Esto resulta ser consistente con una mayor penetración de telefonía móvil y de acceso a internet. Sin embargo, subsiste el reto de que más población aprenda el correcto uso de estas herramientas en pro de la gestión de sus finanzas personales, ahorro en tiempos y costos de transacción para una mayor masificación.

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