Aferrarse a las estimaciones originales realizadas sobre lo que será el comportamiento de la economía en el 2020, podría hacer que nos quedemos desfasados, ajustarla a partir del impacto que comienza a tener el coronavirus covid-19, presenta riesgos de imprecisión; no obstante, la inacción a nuevas previsiones nos colocaría en una posición de confort irreal, especialmente porque se generó en un país que forma parte del centro mundial de la cadena de suministro y que se complica por la propagación a no menos de 140 países, e incluso, por su posible efecto dominó.
Para la economía mundial tal vez no ha pasado lo peor, podría ser solo el comienzo y para más complicación, un inicio atípico para los mercados internacionales, sean de capitales o de commodities, pese a la reacción de los principales bancos centrales, que han bajado sus tasas de interés hasta casi cero, como es el caso de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que la ha situado entre 0-0.25%, además de las compras de activos por un monto de US$700.0 millones, a fin de estimular la economía, frente a las consecuencias económicas del nuevo coronavirus en el mundo.
En la crisis financiera internacional, mientras las bolsas de valores del mundo colapsaban, los precios de los principales commodities subían, entre otros, el petróleo, el oro, el primero con cotización sobre US$80.0 dólares el barril, al 2008 y el segundo, también, sobre los US$1,000 la onza. En la coyuntura actual, a causa de la caída mundial de la economía por el covid-19, todos los precios han caído, a la par con las bolsas de valores, un reflejo que la irracionalidad se ha apoderado de los mercados.
Los precios del petróleo han caído a niveles sin precedentes en los últimos tres lustros, hasta situarse en US$30.63 el barril, del tipo WTI y el Brend a US$32.08, el oro en la última semana disminuyó un 14.6%, hasta colocarse en US$1,461 la onza, lo propio le está pasando al cobre, acero, trigo, maíz, soja, entre otros.
Es previsible nuevas caídas en las bolsas de valores, dado que las empresas en el mundo no han tocado fondo –de continuar la propagación y profundización del coronavirus-, sus balances financieros están en descenso y si llegan a colapsar, también lo harán las bolsas, por su efecto en cadena.
Para los mercados, el futuro se ve como se aprecia el presente y el de hoy no es brillante, pese a que lo actual pueda ser pasajero, el pánico, al parecer está guiando la conducta de inversores y consumidores, aun sea en forma irracional, ausentándose el comportamiento optimista hasta del más tonto, que por fortuna para ellos no aparecen, privilegiando más la conducta del más apto, que como manera de sobrevivir no acciona, contribuyendo a la profundización del colapso financiero.
Conforme a la prensa china, el primer paciente que contrajo coronavirus covid-19 fue diagnosticado el 17 de noviembre del 2019, en la localidad de Wuhan, Hubei en China. La importancia de haberlo identificado, radica en poder determinar el origen del contagio y su canal de transmisión. Desde el primer contagiado hasta el 16 de marzo en horas de la mañana, en el mundo se han reportado un total de 174,615 casos, de los cuales han fallecido 6,705, para una tasa de mortalidad de un 3.8%.
Es de esperarse, que una pandemia letal y de alto nivel de propagación, de las del tipo covid-19, tendrá repercusiones directas e indirectas sobre la economía, tanto para los países que padezcan el contagio masivo, como para aquellos que no habiéndose infectado, dependen en una importante proporción de la actividad comercial internacional, del flujos de capitales, de remesas o del turismo receptivo.
Naturalmente, la profundidad del impacto sobre la economía, estará en función del nivel de duración, de la magnitud de su propagación, del tiempo que se tome descubrir y desarrollar una vacuna para combatir sus efectos letales y de la efectividad de las políticas públicas que se puedan implementar para mitigar los efectos, o en el mejor de los casos, contrarrestarlo.
Antes de la aparición del coronavirus, distintos organismos internacionales, como el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), pronosticó que las actividades productivas y comerciales de la economía mundial, crecerían a una tasa de un 2.9%, la de China en alrededor de un 6.1%, la de los Estados Unidos en un 2.3%, la zona del euro un 1.2% y, otros organismos señalaron que para América Latina la expansión sería entre un 1.3% y un 1.8%.
Las reestimaciones que los organismos internacionales han realizado sobre la economía mundial, a causa del surgimiento, posterior propagación y ahora, la declaración de pandemia al coronavirus covid-19, –por el alto nivel de personas contagiadas y diseminadas en la geografía de varios continentes, dispuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS)–, la situación de salubridad ha conducido a que el crecimiento mundial sea el de una previsión hacia la baja de un 2.4%, en China un 4.9%, –de lograr contener la propagación al final del primer trimestre del 2020–, en USA en un 1.9%, la zona del euro en un 0.8 % y América Latina en un 1.0%.
Registro y previsiones económicas
Considerando solo la transmisión de los efectos económicos del coronavirus desde el exterior, la economía dominicana quedaría impactada negativamente, situación que se agravaría si la pandemia logra penetrar al territorio nacional en forma severa, pues produciría un escenario de salubridad adverso a las actividades productivas, comerciales y de servicios.
No resultaría entonces descabellado, considerar un ajuste a las estimaciones de crecimiento de la economía dominicana –tal y como ya ha sido ajustado el comportamiento proyectado de la economía mundial y regional–, a causa de la aparición de lo improbable del cisne negro del coronavirus, por aquello de la afectación de la cadena de suministro en economías clave como la de China, otros países de Asia, Estados Unidos y la zona del euro, de materia prima, productos finales y servicios, como el cierre de vías de transporte aéreo y marítimo, que afecta al comercio y al turismo mundial.
La economía dominicana tiene un fuerte vínculo con la del resto del mundo, tanto por la vía de sus exportaciones de bienes, como por el turismo, la inversión extranjera directa, la inversión de cartera y las remesas. Cada uno de estos sectores son generadores de divisas, por lo que son fuertes soportes de las reservas internacionales y por esa vía a la estabilidad cambiaria; pero además, representan una fuente importante de ingresos fiscales y de fondeo al gasto público. El coeficiente de apertura externa ronda para la economía nacional en torno al 35.0% al 2019, cuando en el 2008 fue de un 47.5%.
Cuando la economía dominicana creció en un 7.0 % en el 2018, las exportaciones dominicanas aportaron a esa expansión un 1.4%, en el 2019 en términos de contribución a los ingresos en divisas ascendió a US$11,218 millones, el turismo US$7,470 millones, las remesas US$7,087 millones, la inversión extranjera directa de US$3,013 millones y de inversión de cartera de US$2,196 millones, para un total de US$30,984 millones.
Impactos sobre variables económicas
Esta opinión considera que los distintos sectores generadores de divisas no se comportarían de igual forma, ante un entorno internacional de enlentecimiento de la economía, provocado por la causal precedentemente descrita; de manera que, el PIB dominicano es altamente probable también que termine exhibiendo un desempeño al cierre del 2020, inferior a lo proyectado, que es de un 5.0% y podría situarse entre un 4.5% a un 4.0%, dentro de un escenario conservador hacia la baja.
Un crecimiento más lento del PIB mundial para el 2020, a causa del coronavirus, haría que el comercio mundial también se contraiga por debajo del 3.0 % previsto para el año que transcurre, conforme lo ha afirmado la Organización Mundial del Comercio. De manera que si el comercio mundial se reduce, el de la economía dominicana también debería hacerlo.
Las exportaciones dominicanas crecieron en un 2.8% durante el 2019, al evolucionar de US$10,907 millones a US$11,218 millones, en un entorno menos turbulento que el del 2020, por lo que es previsible considerar –de conformidad a las estimaciones más optimistas realizada por la UNTAD–, que disminuyan en torno a un 0.26%; de ser así para la economía dominicana, el impacto en la reducción de sus exportaciones rondarían los US$30.0 millones. El impacto sobre el comercio exterior podría ser mayor si la economía dominicana hubiera continuado presentando un coeficiente de apertura más cercano al 45.0% de su PIB, que como se encuentra ahora, que es de alrededor de un 35.0%.
De todas maneras, este examen considera que ante un escenario internacional tan atípico en términos del comportamiento de los precios, en donde todos han ido a la baja, el impacto sobre las exportaciones, tanto por el lado de los precios como por el lado de la demanda internacional, se reduzca aún más que en US$30.0 millones para el 2020 y termine situándose hasta en US$112.0 millones.
Por el lado de la inversión extranjera directa, la economía nacional la vio crecer en un 18.8%, al pasar de US$2,535 millones en el 2018 a US$3,013 millones en el 2019. De reducirse la inversión extranjera, como lo señala la UNTAD, de entre un 5.0% a un 15.0% -a causa del covid-19-. En República Dominicana, a partir del monto registrado en el 2019, podría reducirse a US$2,866 millones o en US$2,561 millones, lo que la haría situarse en un nivel próximo al registrado en el 2018.
Respecto a la inversión extranjera de cartera, aunque no se tienen estimaciones internacionales actualizadas a causa del coronavirus para las economías emergentes, la espera en el impacto que se podría tener, estaría más inclinada hacia una disminución, habida cuenta que el ajuste a la baja del crecimiento económicos mundial y del comercio, hacen que los capitales aprecien más riesgos para ese tipo de economía y terminen refugiándose en economías y monedas de menos riesgos.
La experiencia más reciente para la economía nacional indica que ha habido un aumento en la inversión de cartera pasiva en los últimos años –dentro de un entorno internacional sin fuerte incertidumbre-, al pasar de US$6,737 millones en el 2013 a US$17,463 millones en el 2018, dentro de la posición de la inversión internacional dominicana; por lo que, seria previsible considerar que para el 2020, con el nuevo contexto internacional se reduzca o en el mejor de los casos, tienda a no crecer, particularmente, porque los bonos soberanos se colocaron antes del estallido del coronavirus.
Al 2019 y antes del coronavirus, el sector turismo aportaba al total de ingresos de divisas alrededor de un 24.0% al 2019 en dominicana. La Organización Mundial de Turismo previó un crecimiento para el 2020 entre un 3.0% a un 4.0%; sin embargo, con el covid-19 la ha reducido en un 3.0% y podría aumentar en función de lo que continúe aconteciendo con la industria del transporte aéreo y marítimo, el cierre de fronteras y la profundización de la expansión con la declaración de pandemia por parte de la OMS.
Ante un panorama incierto con el turismo mundial, es de preverse que para República Dominicana la actividad turística se vea mermada en forma importante, dado que durante el 2019 en un entorno internacional más favorable y por acontecimientos internos de poca significaron, mostró un tímido desempeño de un 0.2%, es previsible que el sector se contraiga en no menos de un 6.5%, partiendo de que durante los años 2019 vs 2018 disminuyó en un 5.5%.
De reducirse el comportamiento del sector turismo para la economía nacional en un 6.5% para el 2020, el equivalente en valor sería de no menos de una disminución de RD$22,703 millones o de US$423 millones de dólares.
En términos de ingresos fiscales, la caída del sector turismo para el cierre del 2020 alcanzaría un monto total de RD$714.0 millones y en dólares US$13.3 millones, al pasar de RD$10,986 millones en el 2019 a RD$10,272 millones al 2020.
Por el lado de las remesas, la economía dominicana recibió por ese concepto el 23.0% del total de ingresos en divisas en el año 2019; de ponderar la contracción económica en los Estados Unidos, responsable de ser el mayor emisor de remesas, un 76.6%, seguido de España con un 10.2% y luego de Italia con un 1.2%, las remesas recibidas en el país podrían mermar en un monto aun indefinido.
La previsible caída de los ingresos de divisas para el 2020 estaría llevando al “tipo de cambio administrado” en República Dominicana a una depreciación mayor del peso, tal y como ya le ha ocurrido a la mayoría de las monedas latinoamericanas. De hecho, la cotización del dólar en lo que va de año (RD$54.05), ha llevado a una pérdida de valor del orden de un 2.0%, cuando en igual tiempo para el año pasado fue de un 0.51%, lo que haría que su precio se coloque a mediado de año, al nivel previsto a diciembre, que es de RD$55.49, anticipando la depreciación a seis meses menos.
En cuanto a la calificación de riesgo del país, el spread de nuestra deuda externa se ha incrementado en el último mes, al variar de un 3.39% al 13 de febrero a un 6.37% al 13 de marzo del 2020, indicativo de mayor nivel de riesgo para los inversionistas.
La aparición y posterior propagación del coronavirus covid-19 a través de 140 países, sin lugar a dudas que en el mejor de los escenarios tendrá un efecto neutro sobre la economía dominicana y en un escenario más cercano a la realidad, que se observa con la suspensión de rutas aéreas y marítimas hacia República Dominicana, así como esa y otras medidas que han tomado otras naciones, el impacto previsible –de no prolongarse y profundizarse la pandemia, sería de alrededor de US$790 millones o su equivalente en moneda nacional de RD$42,383 millones en el 2020.
Queda del lado de las autoridades nacionales, accionar en forma cautelar para mitigar impactos adversos sobre la economía, tanto en el ámbito fiscal, como monetario, con políticas económicas expansivas y contracíclica, en la dirección de neutralizar la posibilidad de un enlentecimiento del PIB y la generación de niveles de inestabilidad en el tipo de cambio.