Las fusiones bancarias en Europa se mantienen en la palestra, debido a que la banca española es la pionera en marcar esta tendencia con la resolución y simultánea venta de Banco Popular, y ahora también con las fusiones tras el acuerdo entre CaixaBank y Bankia.
Pero el problema de estas fusiones es que tienen muy baja rentabilidad que no cubre el coste del capital. Todas las entidades comparten la política monetaria tipos cero que imparte el BCE.
La baja rentabilidad de momento solo tiene solución en la reducción de costes y es un reto común para el conjunto del sistema bancario de la eurozona. El presente y el futuro no son muchos más satisfactorios para la marcha de la banca europea ya que a medida que disminuya la marea de apoyo fiscal por la crisis de la Covid-19, los expertos esperan una sacudida en la calidad de los activos.
Esto puede ocurrir a finales de 2020 o principios del próximo año, dependiendo del país, momento en el que se producirá un nuevo aumento en desempleo e insolvencia empresarial. Por eso, el Banco Central Europeo ha decidido facilitar el camino de las fusiones bancarias en Europa.
Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG, apunta que las fusiones bancarias tendrían más lógica en los países con mayor número de bancos y que también (y la coincidencia no es casual) tienen peores ratios de rentabilidad y eso no sucede en el mercado español, sino en los centroeuropeos. “Existen grandes países del centro de Europa en los que no se ha producido todavía la reestructuración que sí se produjo en Italia y en España”.
En ese sentido, el tamaño de los bancos más proclives a la fusión serían los medianos y pequeños, ya que son los que más presión pueden tener en sus márgenes operativos y por sus necesidades para acometer las inversiones en digitalización e infraestructuras de sistemas necesarias para poder seguir compitiendo.
Un ejemplo de eso es que Unicaja está a punto de llegar a un acuerdo informal con Liberbank para reanudar oficialmente sus negociaciones por las que la entidad de origen malagueño absorbería a la firma que dirige Manuel Menéndez.
La fusión de ambas entidades estuvo a punto de cerrarse el pasado año, pero la ecuación de canje echo por tierra el proyecto. La razón es que la nueva entidad resultante de la unión de ambas excajas tendría que tener un coeficiente de solvencia igual a la que tenía la entidad con mayor ratio. Pero el BCE corrigió este año eras exigencias.
La próxima semana, de hecho, es decisiva para esta operación, aunque las conversaciones son aún informales y Unicaja no cuenta todavía con un banco de inversión para su asesoramiento, pese a que Liberbank mantiene a Deutsche Bank