Hace treinta años, el PNUD creó una nueva forma de concebir y medir el progreso. En lugar de utilizar el crecimiento del PIB como la única medida de desarrollo, clasifican a los países del mundo por su desarrollo humano, es decir si las personas de cada país tienen la libertad y la oportunidad de vivir las vidas que valoran.
La pandemia de la COVID-19 constituye la crisis más reciente que ha enfrentado el mundo, pero no será la última a menos que los humanos moderemos las presiones que ejercemos sobre el planeta. Así lo señala el recién publicado informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que incluye un nuevo índice experimental sobre progreso humano en el que se integran las emisiones de dióxido de carbono y la huella material de los países (una medida de la extracción de materias primas en el mundo para cubrir la demanda nacional).
El informe de este año, que no incluye la incidencia de la pandemia sobre el nivel de desarrollo de los países, presenta a los lideres del mundo una cruda realidad, donde expresa que se debe de tomar medidas contundentes para reducir la inmensa presión que estamos ejerciendo sobre el medio ambiente y el mundo natural, o el progreso de la humanidad se detendrá.
El informe considera que las personas y el planeta estamos entrando en una era geológica completamente nueva, el Antropoceno o era de los seres humanos, donde en lugar de que el planeta dé forma a los humanos, los humanos están configurando el planeta.
La edición del 30 aniversario del Informe sobre Desarrollo Humano, “La próxima frontera: desarrollo humano y el Antropoceno”, introduce una variante experimental del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Al ajustar esta variante, que introduce dos elementos que son las emisiones de dióxido de carbono y la huella material de los países, al Índice de Desarrollo Humano este presenta un nuevo panorama mundial con una perspectiva menos idílica y más sincera sobre el progreso humano. Por ejemplo, más de 50 países abandonan el grupo de desarrollo humano muy alto, como reflejo de su dependencia de los combustibles fósiles y su huella material.
A pesar de estos ajustes, países como Costa Rica, Moldavia y Panamá suben al menos 30 puestos, mostrando que es posible reducir la presión sobre el planeta.
En este Índice de desarrollo humano ajustado por presiones planetarias, la República Dominicana ocupa el lugar 88, ganando un puesto con respecto al año pasado, colocándonos en el renglón de los países de alto desarrollo humano; sin embargo, Haití se encuentra en el puesto 170 en el renglón de los países con un bajo desarrollo humano y en el análisis sobre el riesgo climático es uno de los países del mundo que sufrirá con mayor crudeza el aumento de temperaturas para el año 2080.
Según el Informe, la próxima frontera del desarrollo humano exigirá trabajar con y no contra la naturaleza, al mismo tiempo que transformamos las normas sociales, los valores y los incentivos gubernamentales y financieros.
Por ejemplo, nuevas estimaciones prevén que en el año 2100 los países más pobres del mundo podrían experimentar hasta 100 días anuales más de clima extremo debido al cambio climático, cifra que podría rebajarse a la mitad de implementarse plenamente el Acuerdo de París.
Inequidad social y género
El informe indica que el 40 % de la población más pobre se queda con el 15.6 % de los ingresos nacionales, mientras que el 10 % más rico de la población capta un 35.2 %.
En términos de inequidad de género el informe asume que hay una mejor expectativa de vida al nacer y de escolaridad entre las mujeres, pero el ingreso nacional per cápita de la población femenina es casi la mitad que la de sus pares masculinos. Mientras el ingreso per cápita promedio de las mujeres es de 12,449 dólares, el de los hombres es de 22,740 dólares.
Y cuando se toma en cuenta la tasa de mortalidad materna, de embarazos adolescentes, los cargos en el parlamento y la participación en la fuerza de trabajo, la situación empeora. República Dominicana se sitúa en el puesto 112 entre 189 naciones en lo que se refiere al Índice de Inequidad de Género.
Finalmente, según el Informe, para aliviar las presiones planetarias de forma que todas las personas puedan prosperar en esta nueva era, es preciso desmantelar los enormes desequilibrios de poder y de oportunidades, que obstaculizan las transformaciones necesarias.