ARTICULO: 2022: Desafíos pendientes

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Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD,
[email protected]

Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios
de The Ballester Business & Media Group, Inc.

Francisco de Rabelais, gran pensador francés del siglo XVI analizó, de forma anecdótica, la glotonería en todas sus facetas.

Rabelais cuenta los hechos y gestas de dos gigantes, Pantagruel y Gargantúa, bondadosos y glotones.

Este recurso literario permite a Rabelais describir escenarios diversos, del género burlesque, enfocado al quehacer cotidiano de su época.

El manejo del género, le dio también la oportunidad de trastocar la percepción normal de la realidad.

Rabelais es sin duda un crítico de la naturaleza humana, a través de la exageración de sus características e idiosincrasia.

En nuestra sociedad de hoy día, el género de Rebeláis está muy vigente, en lo concerniente a los eventos cotidianos que hoy acontecen.

Lo grotesco, ha permeado todo el tejido social dominicano:

1-El afán de lucro se ha convertido en el principal acicate social, dejando atrás el comedimiento y la austeridad de nuestros ancestros.
2-Nuestro sistema educativo, ha perdido sus raíces de origen y se ha transformado en una fabrica de orates, anacoretas y analfabetos funcionales, que en nada contribuyen a las transformaciones estructurales de nuestra sociedad.
3-El ejercicio de la política, como tal, se ha transformado en un paradigma para el fomento de la corrupción entre los politicastros del patio en contubernio con la claque mercantilista que domina el sector privado. La conchupancia es la única regla para desarrollar cualquier iniciativa de impacto socioeconómico nacional.
4-El empoderamiento de la Fe, cristiana o no, se ha dejado arrastrar por las iniciativas de los grupos de presión social, llegando inclusive a dominar a los clústeres católicos y evangélicos.
5-Las agendas de la Sociedad Civil, se han convertido en plataformas dinámicas para el sistema de partidos políticos y está perdiendo su esencia fundamental de ser el reclamo organizado y contundente de otrora.
6-Nuetro sistema de salud ha quedado al desnudo al revelar ingentes carencias, no solo en su infraestructura, si no también en las escasas competencias de su personal de plataforma y de urgencias médicas. Las peores calificaciones la tiene la medicina preventiva.
7-El caos vehicular ya se ha convertido en una pieza antológica, de la que no da muestras de evolucionar a estadios mas coherentes y fluidos. La improvisación, por décadas, demuestra que nuestro planeamiento urbano no va acorde con los guarismos exhibidos por la demanda y oferta de vehículos de todo tipo.
8-La verdolaga urbana, reflejada por un incremento inusitado de torres de apartamentos, contribuye a la saturación de nuestro sistema cloacal y sanitario. Además, también empuja, hacia callejones sin salida, a nuestro sistema de transporte. Todo lo anterior, al amparo de inversiones de fondos negros en contubernio con la aprobación desmedida de permisos de construcción.
9-Esta expansión urbana, ha generado un problema de logística a nuestras autoridades que tienen que velar por el orden público y la seguridad de nuestros ciudadanos. Es muy difícil coordinar eficientemente los semáforos, en un ambiente caótico-vehicular, donde el trazado de calles y avenidas no toma en cuenta los vectores de desplazamiento de los ciudadanos hacia sus puestos de trabajo, enseñanza, comercio, etc.
Además, este entaponamiento vial dificulta el patrullaje y la pronta intervención en el combate al raterismo común y otros actos delictivos mayores.
10-El ciudadano común, ve con desesperanza, como los nueve puntos presentados anteriormente, aun persistirán en este 2022, creando un síndrome de analgesia mental donde ¨Tó e Tó, y Ná e N-a¨.

Como el lector podrá apreciar, lo grotesco de Rabelais, esta incidiendo peligrosamente en nuestra sociedad, al punto de que el ciudadano común no ve una salida, en el corto y mediano plazo, a estos acuciantes problemas que tiene que enfrentar cada día. Sólo un hito impactante podría atenuar, analgésicamente, esta situación y no se me ocurre uno mas apropiado que la culminación de los procesos legales en curso para encerrar a los culpables y recuperar el patrimonio sustraído al estado dominicano. Además, el Congreso dominicano debería dar señas de querer ser participe de este proceso al declarar que los actos de corrupción y latrocinio, contra el estado dominicano, NUNCA deberán perimir.

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