ARTÍCULO: Economías inteligentes; base de un crecimiento sostenible e inclusivo

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Hoy por hoy se habla de crecimiento sostenible e inclusivo. De hecho, organismos internacionales como el Banco Mundial cuentan con proyectos de esa índole exclusivos para la región de América Central y la República Dominicana. En ese marco se desarrollan las denominadas economías inteligentes.

Estas se basan en la innovación tecnológica, la eficiencia de los recursos, la sostenibilidad y un alto bienestar social como motores del éxito. Para lograrlo, adoptan la innovación, nuevas iniciativas empresariales, aumentan la productividad y la competitividad con el objetivo general de mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos.

En ese sentido, para el autor de varios bestsellers y denominado “padrino de las Fintechs”, Brett King, en el centro de las economías inteligentes está la automatización. “Es decir, el uso de inteligencia artificial para mejorar la forma en que esa economía funciona para tener una asignación de recursos mucho más eficientemente y también para dar un mejor nivel de eficiencia”, dijo durante el Congreso Latinoamericano de Tecnología e Innovación (CLAB).

Brett King, autor laureado
Brett King

Eficiencia e innovación tecnológica

El objetivo de las economías inteligentes es impulsar la sostenibilidad y el desarrollo para así convertir ese destino en un el atractivo para nuevas inversiones. Para ello, se apoyan en conceptos como el e-business, e-commerce, el incremento de la productividad y el empleo. También el aumento de las Tecnologías de la Información y el desarrollo tanto de nuevos modelos como oportunidades de negocio.

Se trata de una realidad en diversas partes del mundo, y la cual tomará más relevancia en tiempo. “Las economías inteligentes de las que hablamos están dentro del rango de años desde el 2020 al 2050, pero ya hemos empezado a ver ciertos experimentos en este sentido”, señaló King.

En ese sentido, este tipo de desarrollo impulsan las denominadas ciudades inteligentes. De hecho, en la actualidad hay ejemplos en todas partes del mundo. Seúl, en Corea del Sur, afirma ser una ciudad que renació como Smart Economy City en 2020.

Cuenta con proyectos económicos inteligentes, como es el caso de un complejo industrial especial que contiene las 4 industrias principales de Corea: ropa, joyería, imprenta y maquinaria. Ese desarrollo tiene como objetivo la activación de la economía y la creación de puestos de trabajo.

En el extremo contrario, a nivel geográfico, está la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos, que cuenta con una plataforma llamada Business Atlas para ayudar a las empresas a investigar las condiciones económicas del área en la que invertirán. El portal presenta mapas con datos interactivos sobre demografía, densidad de restaurantes, ingresos e incluso tráfico peatonal.

Actualmente, la Oficina Nacional de Estadística en la República Dominicana está trabajando en un proyecto que arroja estadísticas de cada micro, pequeña o mediana empresa que realiza sus actividades en el país, en alguno de estos sectores como servicios, comercial, industrial, agropecuario, construcción o minero.

Los ejemplos continúan en el sudeste asiático. En Singapur se está implementando una economía inteligente al presentar una plataforma de comercio en red, que es un servicio integral para varias solicitudes de permisos comerciales y de administración comercial que se pueden procesar en solo una hora.

King amplía y señala que las economías inteligentes se impulsaran en el área de la salud, por ejemplo. “Veremos muchas mejoras en los servicios médicos que se ofrecen cuando empezamos a utilizar la inteligencia artificial, vamos a reducir los costos de salud en gran medida. También el acceso a los servicios de salud estará mucho más disponible”, sostuvo.

Ventajas más destacadas de la economía inteligente:

  • Promueve la idea de crear nuevos modelos de negocio.
  • Fomenta la alta productividad.
  • Incita a la creatividad e innovación dentro de las empresas.
  • Refuerza las capacidades para gestionar proyectos u organizaciones en general.

La Smart Economy se centra en:

  • Emprendimiento, competitividad, productividad: Fomenta las iniciativas emprendedoras, el incremento de la productividad en las comunidades y la competitividad con el objetivo de mejorar la calidad de vida.
  • I+D+I: el objetivo es ofrecer una solución que pueda ser adoptada por otras ciudades para obtener un ROI (retorno de la inversión) a través de la creación de servicios innovadores y laboratorios urbanos.
  • Formación: contribuir a la formación continua de la comunidad y al desarrollo personal.
  • Atractivo turístico e internacionalización: fomento al turístico, social y económico.

Desafios

En definitiva, una economía digital que funcione bien puede ayudar a crear más y mejores empleos en la región.  Así lo afirma el Banco Mundial. Las plataformas digitales, como los mercados de servicios profesionales independientes, los servicios de transporte o las aplicaciones de entrega de alimentos, pueden reducir los costos de transacción y facilitar la relación entre los demandantes de empleo y las oportunidades disponibles.

Además, estudios recientes muestran que, si se regulan adecuadamente, las plataformas digitales pueden promover la formalización y reducir las brechas de género en economías emergentes. Incluso, la transformación digital presenta una oportunidad única para los países que enfrentan el doble desafío de acelerar el crecimiento de la productividad mientras mitigan y se adaptan al cambio climático.

Aun así, hay retos por delante. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), indica que es necesario renovar las estrategias para maximizar el impacto de la economía digital en el crecimiento, la innovación, el cambio estructural y la inclusión social.

Los principales desafíos son asegurar las condiciones mínimas para que las inversiones TIC tengan un impacto positivo en el crecimiento económico. Asimismo, promover y consolidar un modelo de difusión e innovación tecnológica.

Fundamentos de la Economía Digital

  • Infraestructura digital: disponibilidad de internet asequible y de alta velocidad, que es fundamental para que más personas estén en línea. 
  • Habilidades digitales: desarrollo de una fuerza laboral digitalmente competente, con habilidades digitales básicas y avanzadas para apoyar la innovación y el empleo. 
  • Plataformas digitales: presencia y uso de plataformas digitales que pueden soportar plataformas digitales más grandes, lo que conduce a un mayor intercambio digital, transacciones y acceso a servicios públicos y privados en línea. 
  • Infraestructura digital: disponibilidad de internet asequible y de alta velocidad, que es fundamental para que más personas estén en línea. 
  • Habilidades digitales: desarrollo de una fuerza laboral digitalmente competente, con habilidades digitales básicas y avanzadas para apoyar la innovación y el empleo. 
  • Plataformas digitales: presencia y uso de plataformas digitales que pueden soportar plataformas digitales más grandes, lo que conduce a un mayor intercambio digital, transacciones y acceso a servicios públicos y privados en línea.

También, se requiere consolidar un marco de políticas que actúe sobre los factores críticos que condicionan el despliegue de la economía digital. Las principales brechas que es necesario abordar se encuentran en la inversión en infraestructura de telecomunicaciones, la demanda de banda ancha y el desarrollo de la industria de software y aplicaciones.

Es decir, la economía digital está constituida por la infraestructura de telecomunicaciones, las industrias TIC (software, hardware y servicios TIC) y la red de actividades económicas y sociales facilitadas por internet, la computación en la nube y las redes móviles, las sociales y de sensores remotos.

Otro componente esencial para generar servicios y aplicaciones para los usuarios (individuos, empresas y gobierno) es, justamente, la industria de hardware, software y aplicaciones TIC que incluye también servicios facilitados por estas tecnologías.

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Esos usuarios finales (individuos, empresas y gobierno) serán quienes definirán el grado de absorción de las aplicaciones digitales mediante su demanda por servicios y aplicaciones. En las empresas, si mejora la eficiencia de los procesos productivos; en el gobierno, si aumenta la eficiencia en la provisión de servicios públicos y la transparencia, y para los individuos, si mejora su calidad de vida.

La CEPAL también indica que es crucial que los usuarios sean capaces de utilizar los servicios y aplicaciones de una forma productiva y eficiente, destacando el comercio electrónico en sus diversos formatos, las compras públicas y el acceso a servicios públicos y de comunicación.

Para determinar la eficiencia de las economías inteligentes, se considera su efecto en la productividad, el crecimiento económico y el empleo, y sus impactos en la educación, la salud, el acceso a la información, los servicios públicos, la transparencia y la participación.

Para mejorar la confianza en las transacciones digitales es fundamental mejorar las normas de protección de datos, las capacidades de ciberseguridad y el sistema de identificación digital.

Particularmente:  

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  1. Protección de datos:la regulación de la protección de datos podría mejorar significativamente el entorno de confianza, permitiendo el desarrollo de servicios financieros digitales y negocios digitales.  
  2. Ciberseguridad:la creciente digitalización en todo el mundo está exponiendo a los estados, las economías y las sociedades en su conjunto a riesgos cibernéticos nuevos y más significativos. Las tecnologías digitales sustentan la vida personal y las actividades comerciales en muchos sectores, por lo que la ciberseguridad debe convertirse en una parte integral de todo el ecosistema digital. 
    • Estructura de gobernanza de la ciberseguridad 
    • Respuesta eficaz a emergencias informáticas a nivel nacional para combatir el ciberdelito 
    • Profesional de la ciberseguridad. 
  3. Identificación digital:el sistema de identificación proporciona un medio eficaz para permitir el acceso a los servicios digitales  

Fuente: Banco Mundial

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