Subir el límite de las tarjetas de crédito de las personas (incluso si no lo piden), parece una estrategia arriesgada en un momento en que millones de estadounidenses se están ahogando en deudas. Pero eso es lo que hoy hacen los bancos para tener ganancias.
Por años después de la crisis financiera, el banco Capital One Financial Corp. no extendió el límite de los clientes que parecían susceptibles a hundirse en deudas. Su CEO, Richard Fairbank, definió esa prudencia como teología radical. Pero luego Capital One dio marcha atrás en 2018, cuando el banco se vio presionado para mantener el crecimiento de los ingresos.
Ese mismo giro de 180 grados sucede en toda la banca de Estados Unidos ¿El objetivo? Hacer que los consumidores pidan más préstamos. ¿Cuál será el desenlace? La investigación muestra que muchos consumidores convierten los límites más altos en deuda.
“Es como poner un sándwich frente a mí, que no he comido en todo el día. ¿Cómo no darle una mordida?”, dijo D’Ante Jones, un rapero de 27 años conocido como D. Maivia que estuvo a nada de alcanzar el límite de su tarjeta cuando JPMorgan Chase & Co. casi duplicó el monto de su línea de crédito o límite de gasto hace un año sin consultarlo.
Endeudamiento récord. La deuda pendiente de tarjetas de crédito rebasó su pico pre-crisis, logrando un récord de US$880 mil millones en septiembre, según el comité de crédito al consumo de la Reserva Federal de Nueva York. Eso aumenta las ganancias de Capital One, JPMorgan y Citigroup Inc. una década después de que esos bancos bajaran el límite de crédito en la crisis.
Prohibido en Australia. El aumento proactivo de la línea de crédito, proactive credit line increase o PCLI surgió en la década de 1990, pero desapareció luego de que los reguladores frenaron la práctica en 2008. Según Protección del Consumidor Financiero, los emisores de tarjetas en EU aumentaron el crédito para el 4 por ciento de los plásticos en cada trimestre de 2018, el doble de la tasa de 2012. Otros países tienen reglas que rigen los PCLI. Los bancos del Reino Unido acordaron no ofrecer aumentos a clientes en deuda persistente. Canadá exige el consentimiento del tarjetahabiente y Australia prohíbe los aumentos no solicitados.
Interés acumulado. Las tarjetas de crédito han sido los préstamos de mayor rendimiento para los bancos. Con tasas de interés al nivel más alto en más de dos décadas el año pasado, los emisores de EU ingresaron 179 mil millones de dólares por intereses y comisiones de tarjetas, registrando el año más rentable en la historia, según la consultora R.K. Hammer. Además de Capital One, JPMorgan y Citigroup, están American Express Co. y Discover Financial Services. Estas compañías serán las que obtengan los mayores retornos en la banca en 2020, según Bloomberg Intelligence.
La mayor parte de las comisiones proviene de la cuota de intercambio, cuando el cliente usa la tarjeta, y los ingresos por intereses suben cuanto más debe. La Ley de Tarjetas de Crédito de 2009 requiere que los bancos consideren la “capacidad de pago” de los clientes antes de aumentar los límites.
Pionero. Tras la crisis financiera, Capital One fue prudente en los límites de crédito y renunció a ganancias. Pero después de que las acciones cayeron en 2017 ajustaron sus modelos para ofrecer a más clientes aumentos. Los análisis del banco revelaron que las personas tienden a mantener estable el uso de su tarjeta, incluso después de que aumenta su línea de crédito. En otras palabras, alguien que usó el 80 por ciento de su línea de crédito antes del aumento, típicamente usaría el mismo porcentaje después. Aproximadamente la mitad de las cuentas de tarjetas de crédito en EU tienen un saldo cada mes, indica la Oficina de Protección del Consumidor Financiero.
Capital One dijo que la capacidad de un cliente para pagar su deuda “ha sido y sigue siendo una consideración fundamental en nuestro proceso de decisión”.
Deudores en apuros. Desde 2016, la deuda de tarjetas ha crecido en EU rápidamente. A pesar del buen momento que atraviesa la economía se prevé que la proporción de usuarios de tarjetas de crédito con al menos 90 días de mora alcance este año el nivel más alto desde 2010, según un estudio de TransUnion. Muchos tarjetahabientes asumen que no obtendrían extensiones en su línea de crédito si sus bancos no creyeran que pueden manejarlos, advirtió Carey Morewedge, profesora de marketing de la Universidad de Boston.