La inversión extranjera directa en el mundo crecerá hasta un 10% en 2018 tras sufrir el año pasado un significativo revés, lo que apunta a un repunte de los flujos de dinero a nivel global y también en América Latina, que también mejora, por primera vez en seis años.
La Agencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Uncta) señala en su informe anual publicado este miércoles que tras el descenso del 23% el año pasado -hasta situar la inversión en 1.43 billones de dólares- habrá un “crecimiento frágil” en 2018.
No obstante, los flujos globales de inversión extranjera permanecerán por debajo de la media de los últimos diez años, que ha sido de 1.55 billones de dólares, dijo el director de la división de Inversión y Empresa de la Unctad, James Zhan, durante una rueda de prensa.
“Unas proyecciones económicas más positivas, los volúmenes de comercio y los precios de las materias primas sugerirían normalmente un aumento más grande en la inversión extranjera directa (IED) en el mundo en 2018, pero los riesgos son importantes y la incertidumbre política abunda”, señalan los expertos de la Unctad en el informe.
En especial se refieren a una “escalada y profundización de las tensiones comerciales”, que afectaría a la inversión en la cadena de valor global, y a la reforma fiscal estadounidense.
Ésta y una mayor competencia entre países en materia de fiscalidad “probablemente impacten de manera importante los patrones globales de inversión”, advierte la agencia de la ONU.
La importante caída registrada el año pasado a nivel global en la IED se dio pese a la sustancial mejora de otras variables macroeconómicas, como el PIB mundial y el comercio.
En parte se debió al descenso del 22% en el valor de fusiones y adquisiciones transfronterizas de empresas en comparación con las grandes operaciones que influyeron en la IED en 2016.
La agencia de la ONU también ha observado que esa tendencia negativa está causada en gran parte por una caída en las tasas de rendimiento, pues el beneficio medio que se saca actualmente por la inversión en activos extranjeros se sitúa en el 6.7% frente al 9.1% en 2012.
Esta caída en el retorno afecta a todas las regiones, pero sobre todo a África y Latinoamérica.
No obstante, el año pasado solo América Latina y el Caribe dieron motivos de alegría, pues por primera vez en seis años la IED aumentó en esa región.
Lo hizo en un 8%, hasta 151,000 millones de dólares, gracias a la recuperación económica de la región.
Los flujos de entrada de la inversión siguen estando muy por debajo del récord registrado en 2011 a raíz del boom de las materias primas, indica la UNCTAD.
En Suramérica concretamente, la IED aumentó incluso un 10% a raíz del fin de la recesión en Brasil y Argentina.
La inversión en Brasil se incrementó un 8% hasta los 63,000 millones de dólares, impulsado por un importante flujo de entrada de dinero en el sector energético, en tanto que Argentina logró casi triplicar la IED con 12,000 millones de dólares gracias a una nueva política para atraer a inversores y mejorar las infraestructuras.
La inversión en Colombia aumentó un 5% hasta 14,500 millones de dólares debido a la recuperación de los precios del crudo, la inversión en infraestructuras y una creciente demanda interna.
En México, la inversión extranjera permaneció estable con 30,000 millones de dólares gracias sobre todo a la industria automovilística y pese a la incertidumbre en torno a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá y EEUU.
La UNCTAD vaticina que el sector energético también podría mejorar en los próximos años en México.
En el Caribe, la IED creció en 5,000 millones de dólares impulsada por el incremento del 48% de los flujos hacia la República Dominicana (hasta 3,600 millones de dólares) debido a la mejora de la inversión en actividades comerciales y las industrias de las telecomunicaciones y energéticas, según la UNCTAD.
Pese a la buena evolución el año pasado, la agencia prevé que los flujos de inversiones extranjeras hacia la región permanezca en los actuales niveles o incluso descienda, aunque solo marginalmente, hasta unos 140,000 millones de dólares.
La agencia de la ONU afirma que el crecimiento económico en la región permanece “tibio” al afrontar riesgos a la baja por la incertidumbre económica y política asociada con elecciones en algunas de las economías más grandes.
Asimismo podría haber un efecto de contagio por un alza en los tipos de interés en economías desarrolladas y turbulencias en los mercados financieros internacionales.