Una alternativa de inversión que complementa la oferta de las entidades de intermediación financiera es el mercado de valores, al brindar a los negocios la capacidad de ampliar su capital, tanto a través de los instrumentos de renta fija como variable. En República Dominicana existe un mercado relativamente nuevo que muestra un desarrollo sostenible a partir de 2003, cuando entra en vigencia la Ley 19-00 (actualmente Ley 249-17) que Regula el Mercado de Valores.
Así lo considera el presidente de la Asociación de Puestos de Bolsa de República Dominicana (APB), Manuel Castillo, quien señala que ese crecimiento se puede evidenciar en la cantidad de cuentas abiertas en el mercado de valores dominicano, que ascendió a unas 80,000 en 2017, con un volumen transado por más de RD$2 billones.
El ejecutivo sostiene que la APB cuenta con varios emisores como el Banco Central, el Ministerio de Hacienda y algunos del sector privado, al cual cada año se incorporan otros participantes. “Justamente eso es lo que hemos estado haciendo en los últimos 15 años, impulsando los beneficios, bondades y ventajas del mercado de valores, no solo para los inversionista, sino también para los emisores”.
A pesar del crecimiento que refleja el mercado dominicano, Castillo señala que puede ser mayor. “La capacidad de desarrollo de una economía está sustentada en su mercado de valores, en la medida que sus empresas puedan acceder a fondos para financiar sus actividades y no solo los tradicionales”, explica.
El ejecutivo argumenta que al darse esas oportunidades las empresas estarán en una posición financiera competitiva para aprovechar sus ventajas y tener un mejor desarrollo en el segmento del mercado en el que participen.
Instrumentos
Con relación a los instrumentos de renta que se utilizan en el mercado de valores dominicano, Castillo señala que el 99% son de bonos de deudas, porque tienen un vencimiento mayor de un año. Dentro de esa categoría los emitidos por el Banco Central y el Ministerio de Hacienda son los que tienen la mayor participación.
“Todavía la presencia de acciones es nula, no existe ninguna empresa cotizada, salvo las cuotas de participación de Fondos de Inversiones, que por definición son acciones. Esa es justamente la gran oportunidad que tiene el mercado”, detalla.
De su lado, Gustavo Vergara, uno de los vocales de la institución, señala que al mercado dominicano aún le quedan oportunidades muy grandes para profundizar. “No hay un mercado de renta variable desarrollado, o alguna empresa dominicana que tenga cotizadas sus acciones en la bolsa y ahí hay una gran oportunidad de desarrollo”.
Vergara entiende que hay pocos emisores y si más se animen a participar, se crearán oportunidades para que otras entidades que necesitan dinero o acceso a financiación lo puedan conseguir, a través de sus clientes.
“Lo que hacemos es buscar empresas que necesiten financiación y las juntamos con personas que tienen exceso de dinero y desean invertir, nosotros como puesto de bolsa estamos en la mitad de ambas partes”.
Vergara explica que cuando una empresa necesita dinero para invertir en su negocio tiene tres formas básicas de conseguirlo: a través de sus accionistas, del sistema financiero y vía el mercado de valores, con la emisión de acciones o deuda.
“Entonces lo que nosotros hacemos es tratar de participar en esa tercera solución y que el inversionista tenga diferentes formas de donde invertir su dinero, comprando bonos o adquiriendo acciones de empresas para que pueda diversificar sus inversiones”.
Diversificación
Al referirse a cómo se maneja el mercado de valores dominicano frente a la creciente creación de puestos de bolsas, Vergara señala que el mercado tiene unas competencias y se encuentra regulado por la Superintendencia de Valores (SIV), bajo unos requisitos de orden técnicos y financieros, que se deben cumplir para poder ejercer en un puesto. “Hay que tener clientes, productos, respaldo y competir, este es un proceso de competencias”, añade.
En ese sentido, Castillo indica que los puestos de bolsas tienen varias actividades en las que principalmente se dedican a comprar y vender títulos emitidos dentro del mercado. De esa forma ofrecen liquidez a sus clientes y también trabajan la estructuración de emisiones de potenciales nuevos emisores para que emitan valores y levanten los recursos que necesitan para expandir sus actividades.
“El tema de las fusiones y adquisiciones aun en nuestro mercado es muy escaso, pero es un renglón importante en el que hay grandes oportunidades para que las empresas sean más eficientes y competitivas”. Castillo sostiene que al mercado dominicano aun le falta mucho por crecer, ya que no representa el 1% de todo lo que puede llegar a ser.
Competencia
Con relación a la posible competencia que existe entre el sistema financiero y el mercado de valores, Castillo entiende que estos segmentos en realidad se complementan. “En las economías desarrolladas sus mercados de valores tuvieron que desarrollarse y los clientes manejan portafolios de inversiones que están compuestos por cada uno de esos productos, tanto bancarios como del mercado de valores”, explica.
El director ejecutivo de la Asociación de Puestos de Bolsa, Mario Franco, sostiene que además del proceso que ha llevado el mercado, los retos que aún tienen por delante en tema de trámites y emisiones y en la fase que se encuentra desde el punto de vista del marco regulatorio mediante la nueva Ley (249-17), la parte más difícil que queda por enfrentar es la educación del potencial inversionista y del inversor.
“La cultura dominicana no ha abrazado la educación financiera de la forma que debería hacerlo. Con eso me refiero particularmente al mercado de valores”, asegura Franco.