Desde 2009, tras el estallido de la crisis, el mapa bancario español se ha reducido de 45 a una docena de entidades. “Todo este proceso se ha llevado por delante casi 20.000 oficinas y más de 100.000 puestos de trabajo, que son exactamente los despidos que han realizado las entidades en este periodo”, indica una publicación del diario El Mundo.
Una dolorosa sangría que vivió su peor año en 2013, justo unos meses después del rescate europeo a Bankia que puso en jaque a todo el sector. Sólo ese año, los despidos afectaron a 18.339 personas, mientras que el número de oficinas mermó en 4.429 puntos. También fueron numerosas las bajas en 2011 y 2014, cuando se prescindió de 15.433 y 14.297 empleados, respectivamente, añade la publicación.
Los expedientes de regulación de empleo y las salidas masivas han sido una constante en este periodo y se han producido de forma paralela a la desaparición e integración de las cajas de ahorro y de entidades de menor tamaño que no pudieron aguantar el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis de deuda que se originó entre los clientes.
Respecto a las sucursales, su presencia en los pueblos y ciudades del país ha mermado un 47%, desde las 46.065 oficinas que había en 2008 hasta las 24.328 de 2018.
El ejercicio de 2014 anotó el peor registro, con sus 6.143 puntos clausurados, seguidos por los 4.429 de 2013 y los 3.061 de 2011.
La publicación de El Mundo pronostica que la cifra aumentará en las próximas semanas con los 821 cierres previstos por CaixaBank y los 1.150 de Banco Santander.
La Asociación Española de Banca (AEB) atribuye los recortes a “un proceso generalizado de adelgazamiento de estructuras comerciales bancarias a escala mundial”.
Asegura, en declaraciones de su portavoz, José Luis Martínez Campuzano, que los ajustes podrían explicarse por razones “organizativas derivadas de los procesos de consolidación, causas económicas por los bajos niveles de rentabilidad o las derivadas de la transformación oficial”.
La organización, que representa a las principales entidades del país, cree además que la reducción tanto de oficinas como de empleados continuará en el corto y medio plazo como vía necesaria para aumentar la rentabilidad del sector y ajustarse al nuevo contexto digital.
“Los bancos deben ser rentables para garantizar su estabilidad a futuro. Un futuro que pasa por mejorar su eficiencia y seguir con los ajustes necesarios dentro de un proceso de transformación digital que también experimenta la sociedad”, asegura.
El Banco de España también lanzaba una advertencia hace sólo unos días y sugería a las entidades una reducción de los gastos recurriendo, entre otras vías, al cierre de oficinas.
1. En el 2013
Sólo ese año, los despidos afectaron a 18.339 personas, mientras que el número de oficinas mermó en 4.429 puntos. También fueron numerosas las bajas en 2011 y 2014, cuando se prescindió de 15.433 y 14.297 empleados, respectivamente, añade la publicación.
2. Merma
Respecto a las sucursales, su presencia en los pueblos y ciudades del país ha mermado un 47%, desde las 46.065 oficinas que había en 2008 hasta las 24.328 de 2018. El ejercicio de 2014 anotó el peor registro, con sus 6.143 puntos clausurados, seguidos por los 4.429 de 2013 y los 3.061 de 2011. La publicación pronostica que la cifra aumentará en las próximas semanas con los 821 cierres previstos por CaixaBank.