Economía “naranja”: con más retos que antes por pandemia covid-19

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La economía creativa o “naranja”, transversal a amplios sectores productivos públicos y privados, representa una gran oportunidad de ingresos económicos para República Dominicana, debido a su amplio encadenamiento económico.

No obstante, los desafíos de este sector, que involucra a renglones como la música, teatro, cine, entre otros, siguen latentes, a pesar de los esfuerzos gubernamentales. A esto se suman los efectos negativos de la pandemia del covid-19, que han intensificado los retos de ese sector, que llegó a emplear a más de 460,000 personas, aproximadamente 12% del total de trabajadores formales e informales en el país.

Se estima que las exportaciones de bienes creativos, que incluyen la arquitectura, artesanía, industrias audiovisuales, diseño gráfico e industrial, moda, arte, música, servicios digitales y desarrolladores de software, se situaron en US$198.3 millones en el año 2012.

Un estudio reciente de la Cuenta Satélite de Cultura (CSC) indica que durante el 2010 los gatos en actividades culturales en el país alcanzaron el monto de RD$30,655.4 millones, equivalentes al 1.5% del producto interno bruto (PIB) de ese año. Mientras que para el 2014 el monto ascendía a RD$41,265.6, manteniendo su participación en el PIB.

Actualmente, la realidad puede ser distinta, debido a que renglones como la música, teatro, cine, entre otros de la industria creativa se encuentran entre la población económicamente más afectada por el impacto del covid-19.

Para el economista y docente del Centro de Estudios Financieros (CEF- Santo Domingo), Huáscar Jiménez, la mayor barrera en la industria creativa y cultural es su alta informalidad, así como la carencia de una clase y distrito creativo que los unifique en criterios.

“Uno de los problemas que hay con la mayoría de artistas y con este sector es que no tienen los conocimientos de cómo cuantificar las actividades que hacen; entonces, no pueden conseguir financiamientos”, aseveró Jiménez.

También el Observatorio Mipymes ha identificado otros retos, como la escasez de estadísticas centralizadas y actualizadas de todos los sectores, los altos niveles de desigualdad y la baja presión tributaria producto de la citada informalidad.

El Observatorio, que depende del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM) y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), cita como desafío importante la aprobación en el Congreso Nacional del Anteproyecto de Ley sobre Desarrollo y Competitividad de la Artesanía Dominicana. Ese proyecto, de acuerdo con expertos, sentaría las bases para convertir a ese sector en uno de los “más dinámicos y prósperos de la economía nacional”.

La Ley 340-19, aprobada en septiembre del 2019, establece el régimen de incentivo y fomento del mecenazgo cultural en República Dominicana y constituye un logro para el desarrollo cultural, pero carece de reglamentos para su aplicación. Esta legislación crea, además, la Dirección General de Mecenazgo (DGM) y el Consejo Nacional de Mecenazgo (Conme).

El capital cultural dominicano también ha sido desaprovechado. “Ha fallado en aprovechar y explotar los distintos nichos de mercados vírgenes”, enfatiza el Observatorio Mipyme, por los tímidos esfuerzos que se han ejecutado.

Potencial
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo Cultural (ENCC-RD 2014), cerca de 1.8 millones de dominicanos de 15 años en adelante, residentes en las zonas urbanas del país, asistieron a algún lugar o evento cultural, siendo el cine el más frecuentado con un 45%.

Le siguen los eventos artísticos con un 14% y los parques nacionales con un 11%. Respecto al gasto, los lugares donde destinaron más dinero son cines (52%), eventos artísticos (19%), museos (12%) y teatro (10%).

Para Jiménez, estas cifras son producto del avance tecnológico y la complementariedad de las habilidades blandas y duras que han permitido que esta nueva rama de la economía cada día incluya nuevas disciplinas vinculadas a la ciencia, arte, tecnología y creatividad.

“La economía creativa necesita de habilidades duras y blandas. El mundo digital necesita de la parte blanda. Es decir, estamos de camino a un mundo cada vez más digital y un mundo que va a necesitar de otras competencias y habilidades”, puntualizó el economista.

Insistió en que para que funcione la economía naranja en este país hay que articular una serie políticas públicas desde los ministerios de Cultura, Turismo, Educación, Educación Superior, Ciencia y Tecnología e Industria, Comercio y Mipyme, entre otros.

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